Ni la Virgen de agosto ni San Roque, hay que festejar el “Día Mundial de la Relajación
Pues verán ustedes. En plena vorágine vacacional y festiva, mediado agosto y cuando todo este país, antes España, se encuentra sumergido en una total fiesta, me entero por diversos medios informativos que estamos equivocando las celebraciones. Que festejamos lo que no es y dejamos de festejar lo que en realidad y puridad -nos dicen- debemos celebrar. Si es que no tenemos arreglo, me digo yo coligando que, una vez más, han de salir nuestros dirigentes a encaminarnos en el buen hacer, decir y actuar; a volvernos al camino que ellos nos marcan y que nosotros, elustres egnorantes, que decía aquel concejal del Fuejo, en Cangas, nos empeñamos en abandonar.
Recapitulemos: Llegado de agosto los días centrales, el 15 y el 16, prácticamente toda España se lanza a la calle, a los prados, las explanadas, las catedrales, las ermitas recoletas, las iglesias del aldea… a celebrar la Virgen de Agosto (festividad de a Asunción de la Virgen) y San Roque. Y nosotros, en este nuestro Suroccidente astur, no somos ajenos a ello, reforzados por la gran cantidad de emigrantes que vuelven a nuestras villas, pueblos y aldeas precisamente por esta celebraciones y otras tantas que las rodean. Todo el santoral desfila por nuestros pueblos en estas fechas aún cuando en puridad su celebración corresponda a otras distintas del calendario eclesiástico.
Pues ahora resulta que nada de nada, que estamos equivocados, que ni Virgen de agosto, ni San Roque, ni santo alguno; que según la ONU y amíguetes y seguidores “cérrimos” del 20/30, la agencia de, aclaro; el día 15 de agosto lo que se celebra, y debemos celebrar, es nada menos que el Día Mundial de la relajación. Y así las cosas a ello debemos de dedicar todas nuestras energías, ímpetus y ocio vacacional. Nada de verbenas, fiestas de prao o playa, viajes al pueblo, procesiones, gaitas ni dulzainas. Nada de convertir España en una unidad en las verbenas como hacemos los indocumentados aldeanos un mes cada año, o obviando la sequía en unidad de acción en el consumos de cubatas, gintonic o tinto de verano. Nada de unidad, este país es plural, periférico, franquestein, diverso, progresista, multilingüe, alérgico a los centralismos y las procesiones que nos imponen fascistas y antifeministas; al todo somos iguales, al un hombre un voto, o que la ley es igual para todos sin tener en cuenta “la diversidad” de la periferia que dicen los interesados cuando tan solo se refieren al País Vasco y Cataluña, dejando fuera de la misma a Andalucía, Valencia, Extremadura Murcia, Asturias o Cantabria.
Y micho me temo que si no nos olvidamos de las procesiones, verbenas y festividades de agosto y dedicamos el día 15 a festejar “la relajación”, desde lo que queda de Podemos, independentistas, enaltecedores de terroristas, solicitantes de amnistía para lo que menester fuere, friques de esto y de los otros, progresistas de moqueta y sillón asegurado y oportunistas de ocasión, efectuaran un llamamiento para que todos procedamos a un “rodeemos la verbena” como señal de protesta y disgusto del pueblo soberano a las que en agosto se celebran. Y terminarán explicándonos que así lo han hablado las urnas en las últimas elecciones que todos y cada uno de ellos ganaron. Pues ya lo saben: ni San Roque, ni la Virgen de Agosto, tan solo “Día Mundial de la Relajación”. Y no se me sulfuren que ello va también contra esta celebración.