La foto y su pie: ¡Bésame en este rincón!
Yo al menos lo intenté. Y señalé con mi mano el reclamo lingüístico allí colocado, “Bésame”, en la esperanza de que fuese atendido. E intentaba llamar la tención sobre el `bésame¨”, a mí, no otro nadie.
Y es que, tras fracasar en la llamada, me di cuenta de que algo fallaba en la interpretación de la mmisma en aquel coqueto rincón colocada pese a su meridiana claridad. Tras fijarme en el muro me di cuenta de que estaba lleno de besos. Tienen razón los de los informes PISA con respecto a la educación en nuestro país: El nivel de comprensión lectora está bajísimo, dicen.
No rezaba “bésalo”, ni “besa el muro”, sino “bésame”. Besa-me, a mí, no a otro ni otra cosa.
Volví a intentarlo de nuevo y tan solo logré alguna comprensiva sonrisa