Mi felicitación de año nuevo a los de aquí y los de allá

Hoy, sábado, este año de 2022 nos dirá adiós. Para unos se habrá ido con la misma rapidez con que se escapa el agua entre los dedos de las manos cuando las ves llenas e intentas guardarla cerrándolas. En apenas un momento las ves de nuevo vacías. Pus así sucede con cada año, nos sucede, a todos cuantos hemos dejado ya atrás más que los que nos quedan por delante.
Por el contrario, a otros, a los más jóvenes, sobre todo a los adolescentes, los meses les parecen años y los días meses. Para ellos todo transcurre lento, a ritmo de tortuga coja. Y al acostarse cada sábado les parece que el próximo se encuentra lejos, muy lejos, casi a un año de distancia. Estas distintas percepciones del transcurrir de los días y los meses, e incluso de los años, es lo que se ha venido siempre designando como “la relatividad del tiempo”. Este no es fijo ni inmutable, cada uno lo percibimos de una forma distinta, totalmente distinta, como seguro que a cada uno de ustedes les señala su propia experiencia. Un Carmen, o un San Roque, o un Avellano, o las fiestas de Agosto, casi vienen a concatenarse uno tras otro en el vivir de los mayores, mientras que no hay manera de que lleguen para los más jóvenes.

No seré yo aquí tan osado como para valorar el año ya prácticamente pasado. Aquí también todo es relativo como en el transcurrir del tiempo. Sí podemos señalar hechos, como el remitir de la pandemia, que nos permitió recuperar fiestas y tradiciones. Desde mi subjetividad creo que el año no fue pródigo con las mayorías, sino más bien rácano y un tanto miserable. Llegaron la inflación, las subidas de precios, de los carburantes y en general de todos los productos mientras los sueldos quedaban estancados cuando no totalmente depreciados. En esta comarca se siguió perdiendo población, los jóvenes continúan marchándose en buscas de nuevos caminos de futuro, siguen igual nuestras carreteras y comunicaciones en general y el nombre de este nuestro concejo de Cangas ha sonado en todas parte, no por haber obtenido ningún gran logro, sino por haber sido el que más población ha perdido en la última década entre todos los de España.

Pero seamos positivos en esta nuestra última estampa de este año que creo es la 150. Que la Providencia, Dios, Alá, Confucio, la suerte o los vientos de la fortuna, a cada cual según sus creencias, os sean a todos propicios y, en este año que comienza, el Cuerno de la Abundancia se derrame en este nuestro sufrido y tantas veces olvidado Suroccidente.