A vueltas con la despoblación.
En el Suroccidente, la demografía es capital
Cuando los vientos del tiempo aún soplaban favorables para Asturias en todos los terrenos, el geógrafo gijonés Rafael Puyol, (catedrático y exrector de la Complutense) ya advertía del “panorama desolador” que se venía encima con una “demografía implacable si no se hace nada”. Y ahora apostilla: “La vida sigue casi igual: los poderes públicos y las administraciones no han hecho apenas nada, pero la gran diferencia es que Asturias está en vía de traspasar la frontera psicológica que supone perder el millón de habitantes, y la sangría sigue”.
No obstante no se puede considerar que ello sea un drama. Son dramas más importantes, afirma el catedrático, que tengamos el índice de fecundidad más bajo de España y de Europa, o que el nivel de envejecimiento de Asturias sea del 27% frente al 19 de la media española. Esos umbrales son mucho más preocupantes que bajar un poquito del millón de habitantes, algo que era previsible desde hace mucho tiempo porque reflejan la dificultad que tiene la región para renovar sus generaciones y la coincidencia con un alto nivel de envejecimiento”.
Afirma que el declive demográfico ha llegado a las agendas “de una forma teórica y enunciativa”, pero todavía no en el plano de las actuaciones decididas y con la financiación económica suficiente. Es decir, el pasar de la teoría a los hechos. Y resulta aún más preocupante, como aquí señalamos hace unas fechas, que el Ministerio ni siquiera se haya gastado el presupuesto del que disponía para estos menesteres. En nuestro caso, en Asturias, en el Suroccidente, la demografía es una cuestión absolutamente capital. Merece la pena una apuesta más decidida y fuerte. Para salir de esta situación, explica Puyol, hay que darle la suficiente categoría a nivel del Gobierno autonómico y hay que definir una política integral que aborde, al menos, cuatro grandes cuestiones como son el despoblamiento, la baja fecundidad, el envejecimiento y las migraciones. Y apunta que sería conveniente la creación de una consejería con varias direcciones generales dedicadas a estos frentes.
Considera esencial el apoyo a las familias, como los que vienen implementado los países nórdicos como Suecia o más al sur como Francia. Suecia presenta ahora una tasa de fecundidad de 1,7 y Francia de 1,9 mientras que nosotros estamos en 1,2, e incluso con la pandemia en 1,18. Del mismo modo habría que desarrollar una política de atracción de talentos con ayudas fiscales y que podría resultar muy eficaz. Y remata: con una política adecuada podríamos recuperar un poco. En Asturias hay mimbres para una cierta recuperación demográfica, pero hacen falta medidas inteligentes y sobre todo una memoria económica suficiente para implementarla.
NOTA.- Elaborado este artículo nos informan que la périda del millón de habitantes ya se ha producido en Asturias
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