Denunciando al gallo, a la vaca o a lo que cuadre
Seguro que si alguien me estaba mirando (algo que desconozco) cuando leía el periódico, se hubiese alertado al ver mi cara de sorpresa en un determinado momento. Y quizás también lo hagan ustedes cuando lean lo que hoy les traigo
Explica del Diario de León que agentes de la Policía Local de esta ciudad hubieron de intervenir el pasado martes en la resolución de un conflicto provocado por ruidos en la calle Álvaro López Núñez de la capital leonesa. ¿Y qué ruidos eran y de qué para requerir la intervención policial? Pues… los producidos por un gallo. Sí, un gallo que, al parecer, cumplía con el hacer que a su propio ser había dado la Naturaleza.
Hasta que un vecino se sintió molesto por los continuos ruidos y cánticos del animal y decidió tomar cartas en el asunto. Los agentes recibieron varias llamadas del citado que se quejaba de las molestias y ruidos producidos por el gallo que, explicaba, se encontraba en un local comercial y atentaban contra su intimidad y placidez.
Tras el consiguiente revuelo, el incidente se resolvió sin sanciones, puesto que el dueño del gallo mostró en todo momento su predisposición a llevarse al animal pidiendo disculpas por las molestias ocasionadas.
Ello me trajo a la mente otra denuncia efectuada también contra un gallo en mi pueblo que, osado él, cantaba demasiado temprano e interrumpía el sueño de un turista. O los otros tales que lo hacían contra los malos olores de los establos de éste o aquel pueblo, o por las cagadas dejadas por las vacas en plena calle, o por los ladridos de los perros…. En fin por, precisamente, el discurrir natural y tranquilo de lsa cosas del mundo rural; precisamente lo que ellos buscan, o al menos dicen buscar, cuando se van al campo a estar en contacto directo con la Naturaleza, aunque después protesten contra la lógica de la misma y de quienes en ella habitan.
Cosas veredes, amigo