Remembranzas berzocaniegas: Izado de banderas, cánticos y el mes de mayo

Remembranzas berzocaniegas: Izado de banderas, cánticos y el mes de mayo

Foto: Izado de bandera en una escuela a medidos de los cincuenta

  A mediados de los años cincuenta y durante algunos más después, según zonas y comarcas, se mantenía aún con toda su parafernalia el izado y arriado de banderas en los edificios escolares. En aquellos años, aún en los días más fríos y pese a que la ropa de abrigo no abundaba y lo de la calefacción era una utopía, cada mañana formábamos en el patio mientras se izaba la bandera nacional y la de falange. No se por qué en Berzocana (o al menos en mi recuerdo) solo estaban estas dos, cuando en Logrosán, a unos 12 kilómetros, y en otros muchos Centros, se izaban las tres. Es decir: la de España, de de Falange y la de Requetés

Bandera de la España franquista

Se hacía mientras cantábamos el Cara al Sol con un desafine total ya que el maestro, pese a su buena voluntad, no dominaba precisamente lo de las tonalidades y ritmos. Eso sí, lo hacíamos con un entusiasmo tremendo. Aún recuerdo que peleábamos por ser cada uno de nosotros el encargado de izar la bandera, de tirar de la cuerda. Era un protagonismo que, niños de entre seis y catorce años, pretendíamos a toda costa. Lo de la simbología o lo que representaba aquello no estaba a nuestro alcance, salvo en algunos casos muy especiales que ahora nos cuentan que sí, que cuando eso sucedía “sufrían mucho”, aunque entonces también se pegaran por tirar de la dichosa cuerda. Lo que nos gustaba era la parafernalia que se establecía alrededor y entrar a clase lo más tarde posible.

Los recuerdos del izado los tengo frescos, no así el de arriar. Cosas de la memoria. Creo que el maestro mandaba a un alumno hacerlo momentos antes de salir de clase por la tarde sin más protocolo. Pero es suponer.

Tras el izado solíamos tener un tiempo de “gimnasia”. La clase no iba más allá de ejercicios de alineación, izquierda, derecha, cubrirse, manos, a las caderas, manos a las clavículas, manos a los hombros y marchas. Aquí si que cantábamos el “Oriamendi”, “Prietas las filas”, “Yo tenía un camarada”, “Soy valiente y leal legionario” y otras del mismo estilo.

 En clase, el repertorio era de “canciones populares de las diversas regiones y pueblos de España” según rezaba en el libro que se manejaba al respecto.  Recuerdo unas cuantas: “Una tarde fresquita de mayo”,”En un delicioso lago”, “La bota de peleón…”, “¡Ay Sálvora!, “Desde Santurce a Bilbao”, “Debajo de un botón”, “Eres alta y delgada”, “Cuando de mi patrona voy a la ermita”, “A mi burro le duele la cabeza”, “Morito pititón”, “Al salir el sol dorado”, y tantas otras.

Mientras yo estuve el la escuela (desde el 52 al 60 más o menos) se rezaba diariamente al entrar en clase cada mañana el Padrenuestro, Ave María y Gloria. Según llegábamos nos íbamos sentando y cuando ya estábamos todos el maestro ordenaba: ¡en pié! ,y se procedía al rezo. Seguidamente se copiaba en el cuaderno la “Consigna para el día de hoy” que el maestro escribía en el encerado acompañada de un dibujo alusivo. Ejemplo: “Cuando el español se presenta a un personaje no se dobla como una caña ni tartamudea, se comporta como un camarada”. “Practicando la abnegación se puede llegar a ser sublime”. “España es una unidad de destino en lo universal”, y otras del mismo estilo.

En cuanto a las lecturas eran de tipo histórico: “Haces de luz”; “El libro de España” o “Vidas ejemplares”.

Todos los sábados (entonces los sábados había clase y el festivo era la tarde del jueves), se rezaba el rosario, algo que llevábamos muy mal por lo monótono y repetitivo que resultaba para unos niños como nosotros.

Bandera de Falange Española

Como ya tengo contado en otros artículos, en el mes de mayo, desde el primero al último día, se rezaban “Las Flores”, homenaje a la Virgen en el mes a ella dedicado que incluía rosario y una serie de oraciones. Se iniciaba con el cántico de “Venid y vamos todos”, seguía con una oración que decía. “Virgen inmaculada y madre mía María, vos soy nuestra esperanza y destino…. y por eso, y con la misma naturalidad con que el agua busca el nivel y la piedra desprendida del monte busca el fondo del valle donde encontrar reposo, así  nuestros corazones buscan el tuyo para descansar….” Y se cerraba con otro cántico a voz en grito: “Toma Virgen pura nuestros corazones…”, tras el que salíamos disparados desparramándonos por calles y plazuelas y agrupándonos en múltiple y muy diversos juegos. Después, la merendilla y de nuevo a la calle lloviese, apretase el frío, o la canícula aplanara el aire contra las piedras del suelo.

Un o de los libros de “Vidas ejemplares”
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R. Mera