El dinero está desapareciendo, y desaparecerá del todo
El dinero, tal y como lo hemos venido conociendo, se acaba.
Lo confieso, confieso ante ustedes que me estoy quedando anticuado. Quizás no en el sentido global, pues uno procura no perder el paso y mantenerse intelectualmente activo. Pero las nuevas tecnologías, su irrupción atropellada en cada momento de la vida diaria me sobrepasan. Ello, y el aluvión de palabras anglosajonas y frases hechas que en su entorno se producen, y cuyo significado desconozco en la mayoría de los casos, están desbordándome.
Dos jóvenes tomaban unas cañas junto a nosotros en un bar de las cercanías de Moncloa.
-Me acerca el terminal por favor; dijo uno de ellos dirigiéndose al camarero.
Así lo hizo éste y el joven acercó su reloj al aparato; sonó un liguero “clic”, saludaron y se fueron. Así habían liquidado su cuenta.
Me quedé mirando con perplejidad aldeana. ¿Pero cómo demonios?
Mi sobrina me miró divertida. Eso es ya normal. O pagas con el reloj, o con el teléfono, o con la tarjeta. Entre los jóvenes la gran mayoría, y entre los mayores también son ya muchos los que lo hacen
Seguí dubitativo y me siguió explicando. Nunca llevamos ya dinero en el bolsillo. Mira, ni un euro, me explicó enseñándome su cartera-monedeo. Solo tarjetas.
-Pero vamos a ver. ¿Y si tienes que pagar solo una caña?
– ¡Da igual, sacas la tarjeta, la pasas por el aparatito y listo. E igual en la tienda, o en autobús, o donde sea.
Comencé a fijarme en ello. Mi sobrina tenía toda la razón: el dinero, tal y como lo hemos venido conociendo, se acaba. En marzo del próximo año, Suecia será el primer país en prescindir del dinero en metálico y, a partir de ahí, los billetes seguirán siendo válidos pero paulatinamente irán dejándose de utilizar. Y aunque no hay vuelta atrás, las autoridades aconsejan tener algo de efectivo en casa por si hay un apagón o un ataque cibernético. Aquí, el gobierno prohibió en el pasado julio los pagos en metálico de más de 1.000 euros. Si usted asó no lo hace deb saber que está infringiendo la Ley y pueden cazarle.
Pero los más de lo más es, si tiene que efectuar un pago, el preguntar: ¿te hago un Bizun? Y uno llega a casa, le da la tecla del móvil o la del ordenador, engancha la aplicación correspondiente, y prácticamente al momento ya está efectuado el pago esté donde esté el cobrador, Y fíjense: más de 18 millones de españoles, la mitad de la población mayor de edad realizan ya los pagos por este sistema. ¿Se acuerdan de aquellos giros postales que tardaban tres días o más en llegar a su destino o las transferencias bancarias en casi otros tantos?
Lo malo es que perdemos el tacto del metal y el papel y con ello la sensación de seguridad. Y también de que las trabas a los mayores, y especialmente en estas zonas rurales, avanzan también sin contención alguna limitado y frustrando a los abuelos. Hay que tenerlos en cuenta y no olvidarnos.
Y por último, les diré que los economistas no dudan en absoluto de que se impondrá el dinero digital. ¿Cuándo? Y nos dicen: Si el volumen de efectivo se reduce al menos al diez por ciento del total de los pagos dejará de tener sentido la distribución del dinero metálico.