Consultando al abuelo Xuan:El ser o no ser de la cena de Nochebuena
Pista arriba estaba llegando al pueblo. Con un tanto de rabia, lanzó la piedra que llevaba en la mano hacia un castaño. Pasó junto a la llamada Casa Nueva, que de tal solo tenía el nombre y que llevaba ya, como otras tantas del pueblo, unos cuantos años cerrada.
Volvió la vista atrás, un reciente muro de piedra, impecablemente construido, daba a la entrada a la aldea un guiño de modernidad
-Ya son ganas de gastar dinero donde no queda nadie, se dijo.
Hacía ya un rato que venía dándole vueltas en la cabeza al rollo de las llamadas “cenas familiares” que, el mismo día de las vacaciones de Navidad, le habían soltado los amigos del Instituto a la hora de quedar para salir al atardecer del día de Nochebuena.
Como no conseguía que le quedase muy claro el tal concepto se propuso hablar con su abuelo Xuan y que le aclarase que carajo era esa nueva ola de que “había que cenar en familia” el día de Nochebuena. Y para más inri lo consideraban como “obligatorio”, no como una cosa grata y agradable que uno hacía o cumplía con satisfacción. En su casa siembre se había comido en familia, incluso aunque no fuese fiesta; ni domingo siquiera. Bueno hasta que hubo de ir al Instituto, ya que cuando volvía ya habían comido en su casa, sin él sí, pero en familia. Y cenar, pues de siempre. Generalmente una merienda cena potente. En casa de su hermana que vivía en la villa continuaban haciendo lo mismo
Aceleró el paso y se dirigió derecho a casa.
-A ver abuelo ¿Por qué esa murga de “comer en familia, cenar en familia que se repite hasta la saciedad en Nochebuena? ¿No se ha cenado siempre en familia aunque no fuese Nochebuena?
-Si nín, Hasta que comenzó a dejarse por vete tú a saber qué modernidades. Ya ahora, por otras modernidades, lo hacen casi que obligatorio.
-Mira: anantias la hora de la comida dependía del trabajo y comías allá por donde andabas o podías. La cena, la cena si se hacía en familia y al anochecer. Pero nada de forzar a nadie, la gente venía sola y contenta, incluso los jóvenes. Y en Nochebuena no te quiero ni decir… Ahora, el personal termina aburriéndose cuando no discutiendo, y los jóvenes están pero no están… el cuerpo sí, pero el espíritu está dale que dale con el móvil. Se tiran la mitad de la cena preguntado si pueden irse ya. Es lo que tiene el obligar sin razonar. Lo que más me duele es que aceptamos sin rechistar las modas de fuera y tiramos las nuestras por la borda, remató Xuan
En fin, ustedes mismos.