Mañana La Magdalena, del protagonismo de antaño al casi olvido de hogaño
FOTO. Procesión de 2019
Mañana celebramos la festividad de Santa María Magdalena, patrona de la villa y titular de la parroquia. Y digo “santa” con el énfasis suficiente para que así sea percibido y deje de titularse como “virgen”, calificativo que aún siguen utilizando muchos cangueses con la mayor tranquilidad y desconocimiento. La Virgen del Carmen y la Virgen de la Magdalena, aseguran. Aunque creo también que ésto de definir como vírgenes a otras santas titulares de diversa parroquias del concejo es también habitual.
El predicamento y la fuerza de la festividad de la Magdalena fueron muy fuertes en la villa. Por alguna causa, o simplemente por los avatares de la historia, perdió fuelle mientras avanzaba la importancia de la dedicada a la Virgen del Carmen. Con la aparición de la Sociedad de Artesanos y la potenciación de los festejos carmelitanos, la festividad de La Magdalena fue quedando en un papel secundario. Y tanto fue así que hacia la mitad de los años setenta se acordó que la expresión “…y la Magdalena” debía de ser obligatoria tanto en la portada del portfolio festivo como en el cartel anunciador. Ello era debido a que, descuidadamente, en los años anteriores había ido desapareciendo y tan solo titulaban “Fiestas del Carmen”.
También por aquellos años hubo algunas protestas, tímidas eso sí, debido a que el día 22, una vez celebrada la ceremonia religiosa y la procesión, se iniciaba una total desbanda que dejaba el pueblo cuasi abandonado y con casi todos sus bares cerrados, especialmente si el día se presentaba soleado y veraniego. Bueno, tampoco han cambiado tanto las cosas a este respecto, aunque la crecente presencia de turistas actúa de freno a los cierres.
El último intento de potenciar la festividad de la patrona fu el protagonizado no ha muchos años por una serie de jóvenes cangueses que pusieron en pie la Peña de La Magdalena y durante unos años, pocos, intentaron dar fuerza a la festividad programando actividades muy diversas en Los Nogales. Pese a su entusiasmo, los cangueses acudían poco a las mismas y cuando se vieron prácticamente solos, abandonaron.
La profesión de nuestra patrona antes de llegar a la santidad ha dado mucho juego a los cangueses, siempre socarrones y con una sorna afilada, para crear similitudes y paralelismos, generalmente profanos e incluso irrespetuosos cuando no rayando en la blasfemia, aunque estoy convencido que no llegan a ella por cuanto no hay intención de ofender.
Y aprovechando que me llega el recuerdo, les prometo que uno de estos días les cuento lo que aconteció a Pin y su compañero Lulo un 17 de julio de resaca precisamente en la Plaza de la Oliva y con la Magdalena como testigo.