El oso: Tenía que suceder y sucedió
Tenía que suceder y sucedió. Lo venían advirtiendo los vecinos de los pueblos desde hace ya tiempo. El oso se acercaba cada vez más a los núcleos urbanos, había perdido el miedo a los humanos. “No lo pondrán remedio hasta que pase algo”, repetían aquellos una y otra vez. Y al final pasó
Fue ayer domingo, en la localidad canguesa de Sonande. Carmen, de 75 años, había salido a pasear por la carretera, como todos los días, entre las 21:30 y las 21:45 horas
A unos cientos de metros del pueblo se encontró de frente con un oso que, tras alzarse sobre sus patas traseras, la atacó dándole un zarpazo y derribándola al suelo, huyendo seguidamente
Otros vecinos que llegaron al lugar, incluido su yerno, vieron al oso correr. Su hija, Mari Luz, ha contado que Carmen tiene desgarros en la cara y una cadera rota. En el hospital de Cangas procedieron a la cura de las heridas de la cara, una vez terminado este proceso la intervendrán de la cadera.
Los familiares de Carmen aseguran que por esa zona es frecuente ver al oso todos los días, y esperan que ésta sea la última vez que ataca a una persona.
Tras el aviso del ataque acudieron agentes de la Guardia Civil, técnicos del Principado y la FOP, quienes tienen previsto localizar al animal para sedarlo y llevárselo de la zona.
Que raro no es la forma de atacar de un oso, o te ataca y no lo cuentas o no te ataca y huye, pero dar un zarpazo y marchar es un caso único.
Pero bueno que se recupere esta buena señora, que el susto tuvo que ser de aupa.