La foto y su pie: Procesión y sol de agosto
Se alarga la calle en la canícula agosteña. Procesionan los berzocaniegos a sus Santos alargando filas que intentan refugiarse junto a las paredes donde las sombras se aplastan quizás huyendo también del sol implacable.
Suenan de fondo las campanas y, de vez en cuando, un cohete estalla en el cielo quemado quizás por el propio sol.
Se escora San Fulgencio a la derecha, mientras los portadores del Arca aguantan estoicos los candentes rayos de sol que sacan reflejos al carey y plata que la adornan. Atuendos veraniegos y, curiosamente, ni un abanico.
Saldrán todos de los bolsos cuando ya, refugiados en la iglesia y durante la misa, no les atosigue el sol, sino simplemente el bochorno del mediodía.