PROVOCACIÓN: La gran culpable
Pues ahora resulta, amigos, que la gran culpable de todo cuanto malo acontece es una palabra: PROVOCACIÓN.
Todo aquello que alguien ejecuta, especialmente si va contra algo, es porque el otro lo provocó. Y en una simplificación de la situación se me viene a la mente aquello que ocurría en los patios de las escuelas cuando aparecía cualquier trifulca, y el mayorón solmenaba al pequeño
-Maestro, el empezó primero, era siempre la justificación. El paso siguiente era: “mentó a mi madre” o el un tanto indefinido “me insultó”
Pues algo asó nos está ocurriendo, cuando trifulcas, tropelías, quema de mobiliario, apedreamientos, asalto a tiendas, agresiones…, todo absolutamente todo se justifica ahora con:
-Ellos (siempre los otros claro) vinieron a provocar.
Y si no existen los otros, los que provocan, se crean. El caso es ofrecer al gran público un peligro, un miedo creado a su medida para que nos presentemos ante ellos, y así nos vean, como verdaderos salvadores de la amenaza y de la opresión del fascismo, el comunismo, o cualquier otro “ismo” que venga o no venga al caso. Y seguidamente la emprendemos a palos con ellos por, señalan, venir a provocar al pueblo, al pueblo obrero y trabajador que, dicen y repiten, “es al que nosotros defendemos”. Nos provocan y nosotros nos defendemos, nunca atacamos, explican. Incluso la policía, argumentan unos y otros, cargan con nosotros sin motivo alguno, por órdenes de los de los del IBEX y la gran banca. Si cortamos las calles es por defender la libertad. Nosotros tiramos piedra y quemamos contenedores y escaparates para defendernos. Y defender a la gente, su libertad de expresión” Y se desata la campaña en las Redes, y “los otros”, fuerzas del orden incluidas, son crucificados en aras de la libertad y un recuperado “no pasarán” de los años treinta.
Nos provocan. Y uno recuerda aquellas justificaciones de algunos hombres para defender sus ataques a la mujer. Nos provocan; se ponen minifaldas, se pintan y van andando moviéndose de lado a lado, nos provocan y por eso las atacamos. Y ahora, para justificar cualquier agresión, ataque o disturbios, se argumenta exactamente lo mismo: nos provocan. Y no dudan unos y otros en crear en torno a ellos una narración mentirosa con proyectos de imposición, que no de la democracia que dicen defender.
Si un mismo acto u acción, lo hacen los nuestros es democrático, inclusivo y progresista, es libertad de expresión; si lo hacen los otros: fascismo, retrógrado, ataque a la libertad y sobre todo PROVOCACIÓN a la que tememos que responder.
Pues ustedes mismos.