Franquistas un siglo antes de Franco. El relato histórico de los ediles de Palma
FOTO: El Cervera
El Ayuntamiento de Palma, en un alarde de conocimiento de la Historia, anunció que iba a retirar de su callejero los nombres de los almirantes Federico Gravina, Cosme Damián Churruca y Pascual Cervera “por su origen fascista”.
Como quiera que se le hiciese ver que dos de ellos murieron casi un siglo antes de la sublevación de Franco y el otro cuándo apenas se le había destetado, cambiaron de idea y sin despeinarse, y mucho menos sonrojarse ante su desconocimiento de la Historia más elemental de España, explicaron que en realidad no se referían a los almirantes “sino a barcos” que sirvieron al franquismo en la Guerra Civil. Y añadieron a un error otro mayor ya que los barcos Gravina y Churruca sirvieron toda la contienda en el bando republicano. Eso no ocurrió con el Cervera, forzado a incorporarse a las fuerzas sublevadas en su base naval de Ferrol, donde triunfó el golpe.
Y a su desconocimiento vinieron a agregar el rencor, única explicación a su reacción ya que las calles de Palma, mostraban en sus placas los nombres de los tres marinos españoles con las enunciaciones “Almirante Churruca”, “Almirante Gravina” y “Almirante Cervera”, sin ninguna referencia a los buques, buques cuya denominación como ocurre en tantos otros llevaban como nombre simplemente Churruca, Gravina y Cervera, sin el grado militar.
Recordaremos que el Churruca, se encontraba en Algeciras el 17 de julio de 1936 .A media tarde de aquella jornada, el Ministerio de Marina de la República le ordenó dirigirse a Ceuta para impedir el paso a la Península de las tropas sublevadas. Posteriormente, recibió la orden de bombardear los acuartelamientos de los regulares en la ciudad, a lo que su comandante se negó. La dotación se amotinó y fusiló a los oficiales. El 12 de agosto de 1937 fue torpedeado por el submarino italiano Jalea. Volvió a Cartagena, donde permaneció hasta el final de la guerra. Causó baja en la lista de buques el 29 de octubre de 1963.
El Gravina fue botado antes de estar acabado el 24 de agosto de 1936. Con solo cinco cañones de 101,6 mm y sin dirección de tiro, se echó a la mar: sus marinos cumplieron su deber pese a las reticencias. El 29 de septiembre la nave se enfrentó al crucero Cervera (otro de los barcos que llevaban el nombre de un almirante, en este caso del Desastre del 98), por lo que se vio obligada a retirarse por un fuerte impacto en la proa. El 5 de marzo de 1938 se hizo a la mar otra vez en compañía de los cruceros Libertad y Méndez Núñez, además de otros cuatro destructores, Se enfrentaron a los nacionales Baleares, Canarias y Cervera. El primero resultó hundido. Murieron casi 800 marinos. En marzo de 1939, pocos meses antes del término de la Guerra Civil,se entregó a las autoridades francesas.
Por su parte, el Cervera se encontraba en dique seco en Ferrol en 1936. Por eso no pudo zarpar y cayó en manos de los nacionales cuando estos se apoderaron de la base naval, no sin una fuerte resistencia de la marinería. Su historia salta, durante toda la Guerra Civil, entre Canarias y Baleares. En 1938, los aviones republicanos lo bombardearon y dañaron gravemente. En la década de los sesenta fue desguazado.
Quede aquí simple constancia de los hechos porque, no sé yo ustedes, pero yo ya estoy harto de que unos y otros manipulen la historia a su capricho e incluso la cambien sin pestañear y mucho más cuando ello se hace desde el rencor e intentando atropellar unos hechos que conocen, o debían conocer los más jóvenes estudiantes. Y lo más vergonzoso es que los hechos se repiten en uno y otro lugar ante muchos silencios cómplices de historiadores e intelectuales (o así considerados)