La foto y su pie.-Rincones que acaso solo se miran, no se ven
Si uno se deja ir en un deambular callejero, sin prisas y sin objetivo alguno, puede encontrase en cualquier momento un rincón, una pared, un balcón, que han quedado colgados en el tiempo, atrapados entre la modernidad y, muchas veces también, el olvido
Basta caminar con los ojos abiertos viendo cada rincón en lugar de simplemente mirarlo sin percibirlo. El ver te hace distinguir, percibir, y llevar a tu cerebro las sensaciones del entorno. En el mirar, la vista pasa de largo sobre esto o aquello sin aprehender nada de lo que guarda o esconde. Tal sucede también con el oír o escuchar.
Junto a la piedra eterna, la pared del vetusto edificio muestra las inmisericordes mordeduras del tiempo. Del tiempo y del abandono. Quizás también del olvido. Podrida la madera, rotos los cristales, rota también y semiabierta la puerta, despampanadas las ventanas a vientos y aguas,
El tiempo y el olvido, el hoy, han sepultado el ayer de un rincón cangués que antaño estuvo lleno de vida