Ofrecidos a San Tiso
FOTO: Azcárate valorando el vino de Hisve
Ofrecidos a San Tiso iremos caminando para obtener la santisada
Hoy es San Tiso, sí; pero con todo suspendido, como si no lo fuera.Pero yo, con ustedes, voy a rememorarlo:
Hace ya algunos años, mi compañero en las tareas informativas de La Maniega, José María G. Azcárate y yo, decidimos peregrinar a Santiso.
Y no se crean ustedes que lo decidimos simplemente por ir a ver lo que hay, por probar el vino o degustar los bollos. Nada de eso. Fuimos, y seguimos yendo, porque estamos ofrecidos. Tenemos fe en el obispo santo, o en el mártir con la imagen semiolvidada en una pared de la capilla a la que da nombre, vaya usted a saber, y por eso, por la fe, peregrinaremos mientras las fuerza nos acompañen hasta su capilla.
A estas altura no vamos a pedir novia, y por el aquel de ser modernos, ni siquiera el divorcio. Salud, vamos a pedir salud. Haiga salud. Este año (en el que les cuento, no en este 2021) nos han surgido eso que se llaman achaques y que, dicen los que saben, traen aparejados los años. Y aunque yo tengo más que José María, él quiso ir abriendo camino y comenzó antes con los dichosos achaques, tanto que incluso le enviaron a una puesta a punto en Oviedo. Flamencos que son los de La Veiga. Yo estoy ahora en pleno proceso y las cervicales han decidido, unilateralmente como el gobierno catalán, obligarme a echar carreras por el pasillo relatando las letanías de los santos, agarrándome el brazo derecho con el izquierdo y alzando un hombro y bajando el otro cual el Jorobado de Notre Dame mientras recito: San Pedro, San Pablo, San Andrés, San Juan, Santo Tomás, Santiago, San Felipe, San Bartolomé, San Mateo, San Simón, San Tadeo, San Matías, San Bernabé, San Lucas, San Marcos…
Es por todo ello por lo que hemos decidido peregrinar hasta San Tiso para rogar al santo cure nuestros males, se digne bajar el dedo en señal de aquiescencia y nos quede totalmente limpios de los males del cuerpo y del espíritu.
Y como peregrinos convencidos iremos andando. Sí, sí, andando. Primero pensamos en ir en coche hasta donde la pista inicia la bajada al barrio, pero después pensamos que para ser peregrinos con todo lo que ello conlleva haríamos andando todo el trayecto. Así pues saldremos del Bar Blanco, y tras una parada de avituallamiento en el Bar Santa Catalina, cumpliremos camino en la capilla. Joaquín Fernández, Hisve, será el encargado de firmarnos la compostelana, en este caso la santisada, acreditativa de haber realizado el camino. Y lo hará en su bodega mientras José María emite el preceptivo informe sobre la calidad de su vino, algo en lo que nunca estarán de acuerdo. Ni siquiera con la intervención del santo.
Suele Hisve imponer a los peregrinos para completar su “penitencia” visitar la bodega de Saturno y el local de Artsanti donde se ubica el bar de la fiesta. Aunque no nos gusta mucho cumpliremos sacrificadamente. Seremos y, en años sucesivos también, buenos y cumplidores peregrinos.
Feliz día de San Tiso, la primera verbena que Dios envía Bueno, al menos antes de la pandemia