Minería: Anúncianse nuevos tiempos; hoy la realidad es otra
Suenan cantos de sirena en torno a la minería. Soplos de esperanza parecen pasar miedosos sobre los valles antraciteros. Pero también lo hacen los de la desconfianza y los chascos habidos sobre otras esperanzas abiertas en no muy lejanos momentos.
Se acabó la antracita, ¡Viva la antracita!
Y es que cuando los camiones ha ya tiempo que dejaron de acudir repletos de antracita a Soto de la Barca y las prejubilaciones y jubilaciones, cuyas plazas nuca fueron de nuevo cubiertas, llevaron paulatinamente a la comarca al paro con la pérdida de miles de puesto de trabajo, suenan débiles y como miedosos, tomados con mucho miedo o quizás precaución, anuncios de nuevas aperturas de minas cerradas.
-Se extraerá muchas menos toneladas, pero serán de alta calidad y se venderán muy bien. Irán a la siderurgia a nuevas tecnologías, nos dicen. Y tantos y tantos jóvenes que esperan desilusionados en las largas listas del paro, ven que se anuncias tres puerros aquí, seis un poco más allá, tres en el concejo cercano… y así.
Y frente a los cantos de sirena de algunos, la dura realidad se impone. Bien venidos sean los nuevos puestos de trabajo sean muchos o pocos. Pero frente a las campanas que parecen ya anunciar una nueva etapa de predominio de la minería, la realidad de la foto se impone.
Un muro de ladrillos ciega la entrada a una de las minas más emblemáticas de la cuenca antraciteros que acaba de cerrar sus explotaciones. De momento esa es la dura realidad.