Cena de cazadores con inesperada visita de la Guardia Civil
Entre los cazadores cangueses se encontraba el gerente del SESPA
Según señala el periódico La Voz del Trubia, el gerente del SEPA (Servicio de Emergencias del Principado de Asturias) el cangués Óscar Rodríguez, fue sorprendido por agentes de la Guardia Civil el pasado 22 de octubre junto con otros 17 cazadores en una comida en Casazorrina (Salas) sin que presuntamente se estuvieses respetando las normas de seguridad que exigen las autoridades sanitarias para evitar la propagación del COVID 19. Los agentes, del destacamento de Salas, procedieron a identificar tanto a los cazadores, pertenecientes a la cuadrilla de Fran Cuétara (de Cangas del Narcea) como a los responsables del establecimiento hostelero.
La Guardia Civil sospechó de la celebración de una reunión numerosa el jueves 22 de octubre al percatarse de que en el exterior del restaurante de Casazorrina se encontraban numerosos vehículos con jabalíes muertos sobre los remolques del transporte de perros. Una vez dentro se encontraron con la celebración de una comida de 18 personas. La intervención se fundamentó en el hecho de que, presuntamente, los comensales no llevaran puestas las mascarillas y que no guardaran la distancia de seguridad de 1,50 metros. Además identificaron a los responsables local, al no indicarse el límite de aforo y por no disponer de suficiente ventilación, ya que las ventanas, al parecer, estaban cerradas.
Los agentes llegaron al restaurante hacia las 6 de la tarde, ya en plena sobremesa de los cazadores. La intervención por sorpresa generó malestar y cierta tensión entre los asistentes, momento en el que, según algunos testimonios, el gerente del SEPA intermedió para calmar los ánimos, aconsejando a los cazadores que presentaran sus DNI y hablando con el sargento. Los cazadores se defendieron diciendo que las mesas tenían un máximo de seis comensales, por lo que respetaban las normas.
Óscar Rodríguez aseguró a La Voz del Trubia que en todo momento se respetó la normativa COVID: “La separación entre las cuatro mesas era de 1,5 metros” y destacó que la comida se celebraba en un restaurante, en una fecha en la que aún no estaban cerrados, ya que el cierre de la hostelería se produjo el 4 de noviembre. Además dijo desconocer si se presentó denuncia: “Es cierto que me pidieron el DNI, yo dije quién era, y solo me dijeron que tenían que informar, no hablaron de ninguna denuncia”. Añade que los agentes tuvieron un comportamiento muy correcto y reconoce que algunos de los comensales levantaron la voz al entender que estaban obrando legalmente “y ver que seguían en sus trece”. “Yo hablé en un almacén anejo con el sargento para explicarle que estábamos respetando la normativa”, añadió.
Fran Cuétara, que lidera esta cuadrilla de la que forma parte Oscar Rodríguez, asegura que no se ocultaban de nada ni de nadie “nosotros en todo momento pensábamos que actuábamos conforme a la normativa COVID y teníamos una mesa de 6 y otras de 5 y de tres. Además no nos ha llegado hasta el momento ninguna denuncia”. Cree que “vinieron a por nosotros y parece que alguien les avisó”, añade y explica que sería imposible mantener, como decían los agentes, una distancia de 1,5 metros entre comensal y comensal “para ello necesitaríamos una mesa gigante”.