Y Riego volvió a TINEO
“Bienvenido a vuestra patria afortunada. El Ayuntamiento de Tineo os felicita y bendice mil veces por vuestra honestidad, valentía y gloria inmortal que habéis adquirido”. Doscientos años después de ocurridos los hechos, el regidor tinetense, José Ramón Feito, vestido de época, proclamaba: “Sea Riego, siempre, un reclamo por la paz, el progreso y el bienestar de todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo”
Y así, dos siglos después, por las calles de la villa tinetense volvió a desfilar Rafael del Riego. Como aquel 4 de octubre de 1820 cuando el ilustre tinetense regresó a su pueblo tras el pronunciamiento que lideró en Cabezas de San Juan (Sevilla) en defensa del orden constitucional y dio paso al trienio liberal
A mediodía, el militar apareció por la plaza del Ayuntamiento donde aguardaban, pese a la lluvia, más de un centenar de tinetenses que no dudaron en entonar varios ‘¡viva Riego!’. La distancia social impuesta por la pandemia impidió aglomeraciones y acercarse al general, al que sí recibieron al ritmo de su propio himno.
Como en aquel entonces, Rafael del Riego tomó la palabra: “Yo me llené de espanto al ver tantos hombres libres por naturaleza, dotados de fuerza y valor, sucumbir al yugo que le imponía otro hombre que solo por el consentimiento de los demás podía conservarse en el alto puesto que ocupaba… El amor a la patria me decidió a ponerme a la cabeza de los dignos españoles que despreciando los cadalsos juraron libertad o muerte…”, rememoró el miembro de la Asociación de Recreación Histórico Cultural de Asturias (ARHCA), Pedro Villanueva, en la piel del ilustre tinetense. Y un “¡Viva Riego!”, sonó de nuevo frente al Consistorio, poco antes de que se lanzasen tres salvas de honor.
Y la comitiva puso rumbo a la plaza de Las Campas, donde Riego quiso reconocer “el sacrificio de Pedro del Tronco”. No en vano, allí luce la cruz que recuerda a este cangués, fusilado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. “Luchaste con valentía contra las fuerzas invasoras y cuando caíste prisionero lograste liberarte y continuar la rebelión, incluso cuerpo a cuerpo, hasta tu detención fatal. Porque solo la cruel fiereza del coronel Gauthier osó tu fusilamiento”, relató Riego.