El tirachinas o gomero
No hace muchas fechas les contaba como este verano, sin piscinas y con muchas regulaciones en el ir y venir, propició una especial estación para los más pequeños que corretearon y corrieron lo indecible conociendo hasta el último rincón de los pueblos y aldeas en que se hallaban.
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Pero no solo eso. Muchos, o quizás tan solo algunos, descubrieron juegos y entretenimientos de antaño con los que se sintieron especialmente complacidos por lo novedoso que todo resultaba para ellos y, especialmente, de la continua utilización de las manos y la agilidad en los movimientos del cuerpo de la que debían de hacer gala. Todo un aprendizaje de situaciones ya olvidadas no tan solo en las ciudades, sino también en bastantes villas y pueblos grandes y medianos.
Aquí tenemos a dos intrépidos aprendiendo a manejar el tirachinas o gomero bajo la atenta mirada del abuelo que prefirió quedar fuera de la foto no sea qué… la tan actual y exagerada protección paterna que rige en estos tiempos de correcciones de todo tipo le trajese algún problema si el tiro perdía totalmente la dirección.
Y aunque la posición no es muy correcta, al entender de los que le manejamos hace ya muchos años, el caso es que ellos se esmeran en tensar las gomas y acertar al tronco del árbol al que apuntaban, algo que les resultaba harto difícil. Todo es cuestión de práctica y dedicación.
Hasta el buscar las chinas o piedras adecuadas para cada tirachinas (según su tamaño y tipo de gomas) se convirtió en toda una aventura. Observe el lector como el de la derecha improvisó un bolso en el que transportaba abundante munición
He de señala aquí que este junta letras tiró tres veces y las tres acertó ante la extrañeza y admiración de los aprendices. Y es que el manejar el tirachinas, como el montar en bicicleta, no se olvida.
Y recordar que no se debe nunca tirar a los animales. Eso es algo que solo hacíamos los bárbaros de los cincuenta y años anteriores. Bueno…., y de alguno posterior
