La foto y su pie.-Han vuelto las nieblas mañaneras
Martes día 11. Han vuelto las nieblas y los frescos amaneceres y, otra vez, he tenido que descolgar la chaquetilla del chándal del perchero. Está el camino húmedo y sin polvo. Ráfagas de niebla quedan enredadas en las cumbres de los montes que configuran la vertiente del Narcea Rengos abajo.
Otros jirones se han quedado en el valle cortando la base de las montañas e insinuando que salen de la nada húmeda de miles de gotas de agua. Abajo, en la Vega que ya empieza a ser parda de sequías el camino marca su trazado en dirección de la casi olvidada iglesia que fue parroquial y ahora ha devenido en testigo añoso de la despoblación rural. Y al cementerio que, como todos los de la comarca son los únicos lugares que crecen
En primer término, cientos de puntos blancos nos señalan que aún perduran evocaciones primaverales tras los últimos y caluros días.
Emprendo el camino en compañía de la radio. Las noticias no son precisamente tranquilizadores y ello me lleva a un desganado andar. Sigo sin noticias del oso.