CANGAS.-Calasancios transgresores

No ha muchos años, cuando se decidió anular la celebración de San José de Calasanz como patrono de los maestros, un grupo de inconformistas, veteranos ya en aquel entonces, decidió oponerse. Y esto escribí de ellos en La Maniega con el pseudónimo de Pepe Berzocana:

Ajenos por completo a los nuevos pedagogos a la violeta que cargan a los enseñantes de currículos abrumadores y sin norte, un grupo de maestros y consortes de la vieja escuela volvieron a celebrar San José de Calasanz desafiando todas las nuevas normas que lo políticamente correcto enseñan. Y es más, no arrepentidos por olvidarse del Día del Profesor y la Profesora, que es la festividad que en este país, y en sus diversas y diferenciadas autonomías y comunidades precisan es la que ha de cumplirse, acuerdan festejar a un santo, algo inadmisible en una escuela laica.

Calasancios rebeldes

Seguro que muchos de los pedagogos de alfombra en Consejería  y normas abstrusas e intransitivas, de las que tanto gustan presumir, creerán que el José de la celebración no fue más allá que un cura de hisopo en ristre  y rosario dominical olvidando, quizás mejor desconociendo por completo, que nuestro cura, trabajando en la iglesia de Santa Dorotea, en la barriada romana del Trastéves, observó la gran cantidad de niños huérfanos y pobres que vivían en sus calles. José de Calasanz decidió que la atención de esos niños sería su principal labor y la materializó con la apertura de una pequeña escuela en las dependencias de la parroquia citada. Precisamente esa ha sido considerada la primera escuela pública y gratuita de la Historia. En 1.612 traslada la escuela a San Pantaleón que se convertirá en la casa matriz de las Escuelas Pías. ¡Toma castaña!: escuela pública y gratuita. No, si ahora resulta que los veteranos me van a salir una pandada de maestros rojos, de los de antes, claro.

Y a más sonrojo de algún pedorro ilustrado, de esos de ultima hornada ubicados en lo correcto que la modernidad precisa y en la que se ubican como papafritas de todo tipo de prohibiciones en pro de nuestra salvación de cuerpo y espíritu (en el alma no creen), no solo vitorearon al de Calasanz, sino a Baco, Epicuro y Pantagruel, a los pescadores de Tapia y a la cocinera. Y para más vergüenza pública y sonrojo de los pitiminíes de las prohibiciones, que a punto estuvieron de manifestarse en la almenas hasta donde, dicen ellos, llegaban los efluvios perjudiciales a más no poder para sus súper protegidos descendientes: ¡FUMARON! Ítem más: Hasta lo hicieron los que habitualmente no chupan nicotina. Definidamente están contra el desarrollo, la condescendencia con las nuevas corrientes, la alianza de civilizaciones, la ecología, la defensa de la naturaleza, la nuevas corrientes pedagógicas, los derechos de todos y… todas, y los no incluidos en esos apartados,  los chuchiperras y chungaletas del modernismo americanizado,  de los del jotíoque pasadademúsica y cuantas lindezas puedan ocurrírseles a todos aquellos que en lugar de pizarra o encerado definen al artilugio como  panel horizontal de exposición de conocimientos. AMÉN

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R. Mera

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