La foto y su pie.- “Verde que te quiero verde”
Ha estado la mañana fresca y espléndida de sol. Ajena a las trifulcas y diatriba festivas locales que en estos días señalan a algunos y autodesprestigian a muchos de los que en las Redes opinan, la Naturaleza, así con mayúsculas, sigue su curso imperturbable cumpliendo inmutable sus ciclos.
Y viene a ser aquí San Tiso una muestra de la presión, aún mayor en muchos otros casos, que la flora realiza sobre pueblos y aldeas. Verde sobre verdes cercan el lugar y difuminan las casas integrándolas en su todo. Tan solo el Museo del Vino muestra su definida silueta de maniega invertida clara y definida contorneada por las cepas ya copiosas también en sus hojas.
Un poco más allá, el paseante empequeñece bajo los arcos también verdes que árboles y arbustos conforman sobre el camino.