ENCLAUSTRADOS XXXVIII.- Pensando en salir
Lunes 20.- Dicen que, de alguna manera, los mayores tendemos a convertirnos en niños de nuevo. Sin embargo en mi paseo de esta maña he querido ser niño, pero niño real para ilusionarme con la idea de que ya me queda poco para salir a la calle. Y entonces tendré que tener menos de 12 años, me aclaro a mí mismo. Y antes de volver a la realidad me alegro pensando lo fácil que lo tendría caminando o corriendo por el Regueiro de San Martín arriba y por detrás del muro del convento de las dominicas tirando piedras a los árboles y llegando casi hasta Santa Catalina. Casi seguro que no me encontraría con nadie. O sí puesto que todos los padres y niños de por aquí podrían haber pensado lo mismo. Aunque, repaso, no me parece sean tantos los que en el lugar concurren.
Ha madrugado el sol esta mañana. No recuerdo casi cuándo fue la última sin niebla mañanera. Avanza la mañana y el sol comienza a dar paso a las nubes. Se repite el hacer meteorológico de esta primavera de encierro.
Mientras paseo recuerdo que quedé en contarles algo más de la gripe de 1918 que ya le adelanté dejó en el concejo más de setecientos muertos
El cangués Pepe Ríos lo relataba así: “Vino una enfermedad como un cólera, que moría mucha gente por abandono y de sed, ya que hubo casas que morían dos o más en cada familia y allí estaban varios días, allí por no haber quien los llevara. También los que estaban en cama hacían sus necesidades un día y otro en la cama, sin tener quien los limpiara, y en la aldea hubo muchos pueblos que los nenos abrieron las cuadras y soltaron el ganado para que no muriera de hambre atado”.
Según Borí, en la revistas Asturias de la Habana, la gripe de 1918 provocó la muerte al veinticinco por mil de su población, índice que manifiesta las malas condiciones de vida de sus habitantes, cuya situación estaba más próxima a “los nativos de Sudáfrica” que a la mayoría de los países del Occidente europeo
Dura realidad en un concejo que entonces tan solo contaba con tres médicos y muy pocos recursos. Mucha gente, remarca el citado Borís, murió de hambre.
Las horas de la mañana se me escurren entre los dedos entre ver la prensa, leer correos, organizar fotos y pergeñar artículos y relatos y un ir y venir a la cocina en preparativos para la merienda. Los que nos dedicamos a hilvanar palabras e historias tenemos el privilegios de estar en los años cincuenta o setenta y de un salto ir a ver las potas a la cocina y saltar de nuevo a este 2020 para ,seguidamente, hacer el camino a la contra
Pero no me apuro, la tarde vendrá larga y monótona aunque, eso sí, he de confesarles que en ella me vuelvo un tanto vago y remoloneo en el hacer. Casi siempre gana la tendencia de ir al sofá, leer algo y ver la tele. Pero ojo, el paseo de seis a siete no se perdona.
Poco a poco vamos dejando atrás un lunes más. Los más pequeños ya saben que podrán salir el próximo. Será para ellos una semana muy larga, mucho más que cualquiera de las ya pasadas; mientras….
Paciencia y feliz jornada