La foto y su pie.- Ayeres y mañanas en la terraza
Abre la pequeña terraza una gran ventana al mundo que se mueve. Poco, quizás muy poco, pero se mueve. Roberto ha decido abandonar el sofá en el que duerme nostalgias y sueña mañanas para solazarse con los débiles rayos que en la mañana se han asomado a la villa.
Inclinado sobre la barandilla fuma su cigarro quizás mirando sin mirar las baldosas de la acera o el paso apresurado de algún vecino camino de la farmacia de enfrente.
Enredados entre las volutas del humo, sus pensamientos viven Cármenes idos llenos de explosiones, credenciales, cenas, bromas, enfados, abrazos, cubas, colores, camisetas, cargas de voladores, normas de seguridad, protestas, otra vez voladores. Y simultáneamente traza deberes que ha de efectuar e imponer a la pelgarada de su peña de la Carcasa que maldito el caso que le hacen pero que, esbozando un vergonzosa sonrisa, reconoce que los quiere y en estos días les echa especialmente de menos