ENCLASUTRADOS XXXII.- La otra epidemia y los entierros

Martes día 14.- Ha querido el tiempo despertarnos tendiendo tules de fina gasa por las cumbres que rodean la villa canguesa. A las diez de la mañana el sol acaricia las ventanas de los pisos más altos. Diez grados. Como siempre, la mayoría de las ventanas están cerradas, como mucho elevadas algunas un par de cuartas.

El continuo aporte de datos sobre fallecimiento por mor de la pandemia me hace recordar que había prometido aportarles algunos sobre aquella de 1.918 que tanto daño hizo en este concejo y que fue conocida popularmente como “La Moda” o sea, “mal de moda”, a la que se atribuían todos los fallecimientos. También se conoció como “dengue”.

La epidemia se inició en el convento de los dominicos de Corias, y en ese edificio permanece estacionada durante unos días. Al parecer, fue importada por dos jóvenes estudiantes que pasaron las vacaciones en Palencia. Entre frailes, legos y estudiantes, el número de atacados pasó de ochenta

Siguieron cinco meses en los que murieron cerca de 700 personas de una población de alrededor de 23.000. El número de fallecidos en la villa fue tan elevado que los dos cementerios que había en ella, el de Ambasaguas y el de la parroquia de Cangas, en las traseras de la iglesia, se quedaron pequeños y hubo que habilitar uno provisional en Barañán, donde existía ya el proyecto de hacer un nuevo cementerio municipal. Éste al final se construyó en Arayón, donde se inauguró en 1927.

Congratulémonos de que la actual pandemia aún no nos haya perjudicado de esta forma y de que así continúe.

Ya hemos cumplido un mes de recogimiento. Y quizás sea este enclaustramiento el que no nos ha permitido hacer nuestros los dolorosos y especiales momentos que están viviendo bastantes familias de estos concejos con familiares, especialmente en Madrid y en otros lugares, que están viviendo de lejos e impotentes las muerte de los suyos en una distancia insalvable. Un duelo aún más doloroso por cuanto, en algunos casos, ni siquiera saben dónde están los cuerpos de sus deudos, dónde han sido enterrados. Y aún habrán de pasar bastantes días hasta que se los entreguen. Son también bastantes los que pidieron ser enterrados en sus pueblos de origen y ahora, quizás en la mayoría de los casos, tan solo puedan volver sus cenizas. Y no es que ello ocurra todo allá lejos, no. El párroco cangués ya señaló en esta misma emisora que estos momentos están siendo dolorosamente vividos por familias del concejo con familiares fallecidos en Madrid.

Desinfectando cubos

No quiero venirme abajo, ni de que lo hagan ustedes, así que retomo mi paseo por las Ruta de la Ermitas que, como recordarán dejé junto a la de San Antonio. El termómetro está subiendo y luce el sol

Y a la derecha del camino nos aparece la ermita que cuidan los de Combarro: San Pelayo que tiene en sus cercanías dos fuentes. Echamos un trago de la canalizada Nos desviamos de la pista por un camino que sale a la izquierda y nos lleva hasta la ermita de San Cipriano. Tras un muy breve descanso desandamos el camino y volvemos a la pista principal. Seguiremos mañana. Hoy ya hemos cumplido.

Para aliviar de legumbres, torrijas y empanadas, decido preparar unos macarrones. A la hora de añadir un tomate natural que he preparado con los condimentos al uso decido mandar al carajo el alivio: sofrió levemente un buen trozo de chorizo y le agrego el tomate y los macarones. Esto ya es otra cosa.

Paciencia y feliz jornada

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R. Mera

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