ENCLAUSTRADOS XVIII. Frío y egoísmos
Se ha retirado la primavera sin disimulo alguno. Y lo ha hecho repentinamente, y con prisa, quizás temerosa, o avergonzada, al descubrir que el mundo que dejó el pasado año nada tiene que ver con el actual.
El invierno ha aprovechado para regresar y mostrar su cara menos agradable. Ha vuelto el frío y nos hemos despertado con tan solo un grado. No hay nieve en los puertos pero sí en muchos pueblos de las zonas altas de esta comarca. La villa de la sensación de estar aún más desierta y triste.
De momento, el suroccidente asturiano está capeando el temporal con pocos contagios. De ellos, la mayoría son sanitarios. Es una ventana a la esperanza, pero no conviene confiarse. Dicen que el dichoso bichito es un traidor que ataca en silencio y con rapidez, sin dar muestra alguna de que está cerca.
En los medios nos cuentan como, al retirarnos los humanos al encierro de nuestras viviendas, los animales, al igual que lo osos que se pasearon por Ventanueva, van ocupando poco a poco nuestros espacios. A otros, como las palomas y los pocos gorriones urbanos que quedan, les va faltando comida.
Agoniza marzo y pese a lo grave de la pandemia los políticos siguen con sus inercias egoístas del pasado. Priman sus intereses y los de partido sobre los comunitarios. Quiero creer que cuando esto acabe tendrán que explicarse y nosotros decidir.
Quizás más que a estos melindrosos dirigentes que se la cogen con papel de fumar lo que la ciudadanía necesita es un líder. Quizá un Churchill o un MacArthur en quien creer ciegamente hasta la victoria como le sucedió a las tropas americanas en la Guerra del Pacífico durante la Segunda Mundial.
De todas, formas no perdamos la esperanza. El sol, tibio, se abre paso en la comarca
Paciencia y feliz jornada.