La foto y su pie. Libertades
No buscan la sombra los caballos. El sol apenas calienta y la tarde ha ya tiempo que ha iniciado su declive. Se acercan a la reja que les delimita su espacio en busca de una perdida libertad.
Tienen suerte los caballos. Tan solo tienen límite sus libertadas de movimiento; no conocen las que atañen a los derechos sociales, morales, religiosos o políticos. Las rejas de éstas son intangibles y solo afectan a los humanos.
Se han acercado a la puerta de rejas en espera de la llegada de su dueño. Es el momento de las caricias y la llegada del pienso. Incluso de alguna golosina caballuna.
El caminante, con toda la senda libre y a su antojo, con bifurcaciones de libre decisión, se siente en realidad más limitado que los caballos en su recinto de hierba verde.