CANGAS DEL NARCEA.- Remembranzas festivas canguesas I
(Desde hoy y durante las fiestas publicaré una serie de remembranzas de distintas épocas y distintas gentes localizadas esencialmente en el día 16 de julio, anteriores y posteriores. Estas remembranzas está siendo también radiadas en Onda Cero de Cangas.
Aquella procesión de mañana
Era la mañana del día 16. Los niños seguían viviendo especialmente las fiestas
Y salió la procesión solemne, lenta, con la imagen de la Virgen escoltada por hombres trajeados, con sombreros de estreno, y mujeres de domingo gordo. Y la manga, y el estandarte, y los monaguillos. Y don Dositeo tieso y estirado bajo su capa pluvial. Y don Ernesto, siempre en segundo plano, empequeñecido, callado…y las gaitas.
Sonaban voladores y palenques y nosotros, lo niños, corríamos de allá para acá entre el Prao el Molín y el río. Estábamos orgullosos con nuestros pantalones largos y las camisas limpias y recién planchadas. Lo malo era que no duraba mucho la elegancia. No tardamos ni media hora en ponernos perdidos de tierra y restos de pólvora de las varas.
Gente arriba y gente abajo,
en ventanas y en terrazas.
Las almenas tan a tope,
la calle Mayor se ensancha…
Y el campanón de la iglesia
Se impone sobre Ambasaguas.
Y es justo allí, en esa calle empinada, en una pequeña ventana asoma un rostro sencillo y lleno de arrugas que firman más de noventa Descargas. Mira a la Virgen tranquila y con ese lenguaje que da ya la confianza le dice estas sencillas palabras:
-Mia que te digo nena. Este año lo mismo que anantias, ya lo de siempre: Que no se manque naide.
Y nos dice y asegura que, año tras año, la Señora la mira, la guiña un ojo, asiente y calla.