Fábula del oso fascista del suroccidente astur
Dicen los rumores que corren de árbol en árbol y de arroyo en regato que no ha mucho tiempo, una nota de esas que aparecen en Internet tapadas de autor y escondidas de escribano, viene señalando que el oso que merodea entre Larna, Arbolente y Obal.lo (Obacho fonéticamente traducido) es un oso más que peculiar y con ideas humanas (¿humanas?)
Según dicha nota, impregnada del progresismo del pensamiento buenista guay, podría muy bien tratarse de un oso fascista, calificativo multiusos a la hora de aplicarlo por los arriba citados a cualquiera que ose contradecirlos o que, como el oso en cuestión, camine en dirección contraria a la suya.
Y es que el citado oso se empeña en ir a la contra de lo que el paisanaje desea. Si estos esperan que suba monte arriba, el oso baja al río. Si esperan que no aparezca por el camino pues han de pasar ganado y hombres, allá que se planta el oso “jodiendo la marrana”, (y el marrano, no sea el demonio de que el feminismo radical me linche). Igual sucede en época de frutas. El oso le da por acudir a cerezos y manzanos y sacudirlos hasta partirlos. Y ni siquiera negocia con los vecinos las condiciones de reparto. ¡No se sienta a negociar! Sabe que si negocia no le daríamos la razón, pero debe negociar.
Si fuese un oso del progresismo guay aceptaría las normas de la Consejería correspondiente, iría por los caminos marcados, cumpliría las normas, leyes y contraleyes de lo políticamente correcto en el mundo de los uros e iría siempre con una osa. Ambos estarían dados de alta en el censo municipal, comarcal, regional, provincial y autonómico correspondiente y cobraría todas y cada una de las subvenciones al caso establecidas como forma de mantener los chiringuitos creados a su alrededor. Vamos: pensaría exactamente igual que todos los osos. Y como no lo hace, es por eso por lo que se le ha clasificado como oso antidemocrático, machista, franquista y, ¡cómo no!, fascista.
MORALEJA.-Si esto le ocurre al oso, ponte en guardia contra el pensamiento único y haz valer el tuyo
Mi admirado señor Mera, cuanta razon tiene, por desgracia. Espero que no estemos en un punto de “no retorno”. Saludos desde Madrid.