Segundo e inesperado encuentro en el miso viaje
Volvió a suceder. Fue a la vuelta del mismo viaje. Había doblado ya largamente la mañana su mediana cuando paseábamos pausada y relajadamente por el barrio de la Judería de Hervás, en la provincia de Cáceres.
Surgiendo de una esquina en una de sus empinadas calles veo aparecer una gesticulante figura que avanza por la cuesta en nuestra dirección, Tal me pareció el Cabalero de la Tiste Figura que, escapado de la obra de Cervantes, y vive aventuras por tierras extremeñas. Pero no.
Por un segundo pensé que quizás fuese el judío errante que ha vuelto a sus orígenes tras su expulsión de España y acude hacia mí reivindicando casa y viejas propiedades que se vio obligado a abandonar. A medida que se acerca me fijo más detenidamente. No lleva kipá, luego no puede ser judío.
-¡Pepe! ¡Que los de Berzocana también aparecemos en cualquier sitio!
-¡Mecago en to lo que se menea!
Sonriendo y gesticulando avanza hacia mí Joaquín Merino que en su efusivo saludo hace referencia a mi aquí relatada aventura de lo que me ocurrió en Zafra con unos cangueses. (https://www.deaceboyjara.com/2018/10/09/un-cangues-en-cada-plaza-y-un-verano-en-octubre/)
Merino se ríe a mandíbula batiente mientras nos abrazábamos. Comentamos los encuentros imprevistos que suceden aquí y acullá en los lugares menos esperados y como “Ya no se puede ir de incógnito a ninguna parte”.
Acuden ambas consortes a festejar con nosotros el encuentro y, como es de rigor, terminamos posando para la foto que certifique la veracidad de nuestro encuentro.