CANGAS DEL NARCEA.-Seis monjas llegan al convento del Paseo desde Viveiro
El convento de dominicas de Cangas del Narcea cuenta con seis monjas más, eso sí de avanzada edad.
Estas monjas han llegado a Cangas de una forma un tanto rocambolesca por cuanto proceden del convento de Valdeflores en, Viveiro, Galicia, convento que ha cerrado, en principio de modo temporal. Así lo ha conformado el obispo de Mondoñedo-Ferrol que certificaba que las seis monjas de clausura que lo habitaban lo han abandonado y han sido acogidas en el de Cangas.. Por otra parte, la prensa gallega apunta que al citado convento retornan tres religiosas de la congregación, más jóvenes y que se habían ido en noviembre del año pasado por discrepancias con las seis que marcharon ahora.
Para complicar aún más la situación fuentes oficiales han desvelado que la priora había denunciado la desaparición de dos códices que podrían ser del siglo XIV y que a finales del mes pasado las religiosas detectaron que faltaban de una colección de diez que guardaban en la biblioteca. Aún no han sido encontrados
Además de denunciar la desaparición de los códices, las seis dominicas de avanzada edad que dejaron el convento gallego también transmitieron su preocupación a la policía porque habían encontrado la habitación de novicias revuelta, habían echado en falta monedas y habían hallado una escalera pegada al muro del monasterio.
El obispado de Mondoñedo-Ferrol atribuye la marcha de las religiosas a “la situación especial de avanzada edad y enfermedad de estas seis hermanas junto a otras dificultades de vida interna”. Al no encontrar nuevas hermanas jóvenes que revitalizasen la vida comunitaria, solicitaron ser acogidas en el monasterio de Cangas de Narcea, en Asturias, solicitud que les fue concedida. El convento cerró sus puertas
El convento dominico de Valdeflores es una comunidad de nueve religiosas. Las discrepancias entre las seis de más edad con las tres más jóvenes estallaron el pasado noviembre. La tormenta se apaciguó temporalmente con la marcha de las tres más jóvenes, algo que coincidió con la denuncia de la desaparición de los códices. Ahora, cuando las residentes se enteraron de que las más jóvenes volverían optaron por abandonar el monasterio y trasladarse a Cangas.