La foto y su pie.- Esperando el ruido y los calores
Jugando con sombras y luces, la Plaza Vieja se prepara para el bullicio veraniego. Ya calienta el sol y la primavera se ha asomado a la villa desde los canchos y desde las dehesas.
Corren cantarines, arroyos y riachuelos. Ha llovido y se ha alejado el fantasma de la sequía. Están cerradas puertas y ventanas. Suenan algunos pájaros pero aún no cantan ni cigarras ni grillos. Hay en la plaza un sonoro silencio de motores y niños aguardando la llegada de agosto.
A la derecha, una fila de aparatos de aire viene a recordarnos que con la sonora vida veraniega llegarán también los calores y los bochornos.
Late en la memoria un recuerdo de siestas y sudores de agostos idos que avanzan los que llegan. Y una vez más a la Plaza Vieja llegarán las carreras, los gritos de niños y los corrillos de los mayores al atardecer.