Buenos días Aranda
Se despereza rompiendo fríos la mañana dominguera castellana. La plaza esconde vergonzosa sus soledades y abriga los rumores cerrando al vientecillo balcones y ventanas. De las columnas y paraguas del baldaquino cuelgan olvidados acordes y arpegios de mañanas primaverales o veraniegas más bulliciosas. De mañanas de trajes domingueros y vestidos de organdí con paseantes de misa y vermú saludándose ceremoniosos como a la más rancia costumbre castellana le es debido.
Busque el lector más joven la expresión “rancia costumbre castellana” pues no tan solo se están perdiendo las buenas formas y educación ciudadana, sino también la descripción de las mismas con palabras. De momento no hay un emoticón a para sustituirla.
Oigo mis propios pasos en los soportales. Miro al templete y me parece ver que en su picota se balancea un calderón musical que ha suspendido la partitura y el tiempo. Buenos días Aranda