La foto y su pie.- Un alto en el Sotero
Un alto en el Sotero. El Arbolón casi ha terminado su recorrido y uno de los porteadores se dispone a compensar su desgate con un largo trago. Mira concentrado el líquido rojo que se abre en promesas de olores y sabores en el cacho. Saborea adelantado lo que ha de venir seguidamente. No hay ansiedad sino placidez, recreo y deleite anticipado.
Angelín, atento al inmediato relleno del cacho si ello es menester, mira complacido a la cámara consciente de su importancia en ese momento. Cada año, casi desde que se sostenía en pie, ha venido repitiendo este acto. Llega el Arbolón y él, atento, reparte el vino reconfortante entre los porteadores. Y así un año tras otro, un junio tras otro, un San Pedro tras otro.