CANGAS DEL NARCEA.-Santiso: Un pregonero y un pregón
Pregón leído en el día de ayer, San Tiso, por el locutor de Onda Cero en Cangas del Narcea, Miguel Ángel Pérez quien, gentilmente, nos lo ha cedido para su publicación
“PREGÓN SANTISO 2018
Santiso, a 28 de enero de 2018
En la celebración del 999 aniversario de la Capilla.
Buenas tardes amigas y amigos… Digo tardes ya que todos los días a esta hora saludo a toda la audiencia de Cangas del Narcea en la Onda, y desde hace 22 años lo hago con un Buenas Tardes amigas y amigos… Y claro, esto ha generado discrepancias, ¿tardes ya?, será para los que han comido… Me dicen… Así que he aplicado la lógica y ya me tengo aprendida la explicación… En cuanto pasa del mediodía, se cruza la frontera, dejamos atrás el buenos días y ya son tardes… Así que eso… BUENAS TARDES
Les saludo emocionado, a las autoridades aquí presentes, a quienes representan instituciones, entes y entidades, a la Asociación Santiso y Llamas, a la Cofradía del Vino de Cangas y sobre todo a cada uno de los vecinos de este barrio y a todos los devotos de esta fiesta, la primera del año.
Emocionado ya que decir que es para mi un honor ser el pregonero es recurrir a la frase manida… Les confieso que es más que un honor, no sé describirlo, no hay palabra que lo defina… Cuando Juaco me llamó y me dijo que habían pensado en mi para ello, comenzó esa sensación que en este momento está en su punto álgido y que, en lo que me resta de vida, no desaparecerá…
He estado durante estos días apuntando por aquí y por allá lo que hoy ya es un conjunto de letras, he estado pensando qué contaros que cumpliera las reglas básicas de un pregón… Que sea eso, la pregonación de un evento, que no sea aburrido y que no sea extenso… Vamos a ver, tengan paciencia, solo son 50 folios… Es broma!!!!!
Por un lado tengo dos cifras que ya forman parte de mis números favoritos… Al igual que el 2011 y el 2014… Hoy añado el 2018 y el 999…
999 años de la fundación del Monasterio de Santiso de Cangas… 999 años de que se empezara a venerar a este Santo… A un paso del milenario que será una fiestaza… Sabiendo que ésta no va a ser menos ya que se han juntado en este fin de semana, en unas pocas horas, la doble celebración Santiso y Santisón… Lo dicho, cifra especial este 999 y muy atractiva, ¿no creen?…
Y no lo digo yo, «cuando llegas al 999 significa que ha llegado el fin de un ciclo, fase o de una parte importante de tu vida y que ya no hay vuelta atrás», una definición de esta cifra es esta…hay otra, la que
se refiere al 999 en la psicología de los precios, esa vamos a dejarlo para mañana, no Juaco?
Pues bien este 999 aniversario yo lo considero que sí, que es el final de un ciclo… Pero meramente numérico… Ya que la realidad que constatamos quienes nos paseamos por Santiso, casi cada día, vemos que todo está empezando… Todo se está poniendo en marcha aprovechando la tradición y la historia pasada, junto a la ilusión y el empuje presente.
Si hablaran estas piedras, estas calles, estas bodegas… La verdad es que hay personas que saben leer lo que encierra la historia, no me olvido de quienes me precedieron en este atril, Chema, Neto, Mercedes, Ochoa, Juan, Carmen, Nacho Bosch, Pepe el Ferreiro, Luis Vicente Elías… Ellos desgranaron en sus pregones toda la historia de Santiso, sus inicios, su valor, su presente, su potencial… Interesante sería también escuchar lo que se hablaba y se habla en estas bodegas, durante las cenas que arroparon y arropan… Pero eso ya es otro cantar…
Monasterio, Parroquia, Capilla… Ha pasado por todos los estatus, pero el que nunca ha abandonado es el de barrio de bodegas, lugar de vino… De viticultura heroica, de compartir con la máxima del cachu.
Para mi cruzar Santiso, de arriba abajo de abajo arriba… Y también en llano, de norte a sur o de sur a norte, me hace sentir en casa, literalmente… Yo también soy de barrio de bodegas, de Obanca, y las similitudes son muchas con Santiso, distamos más o menos lo mismo del centro de la villa, rodeados de viñedo, núcleo de bodegas… Las diferencias son palpables, no cabe duda, (no tenemos Paseo… Alcalde)… pero la esencia está ahí, sobre todo en lo respecta al día a día de no hace tantos años.
Recuerdo mi niñez y la divido en momentos, comenzando con la vendimia, en mi caso Obanca se llenaba de gente, maniegas al hombro en un perfecto desfilar a las bodegas… era un barullo bien entendido, para un niño como yo, eran días de fiesta…
Más tarde volvía la gente, no tanta, pero se notaba el ajetreo de la feitura, embobábamos mirando para la prensa, como sudaba ese ingenio gigante, dense cuenta de nuestro tamaño, que claqueaba en cada tirón, ese duerno que brillaba al recibir el mosto, ese llenar de vocois y barricas, embudos de chapa, trapos de algodón para filtrar, meriendas… y el cachu siempre lleno de ese liquido prohibido que nos preguntábamos ¿a qué sabe?.
Pasaban las semanas con algún vecino que abría la bodega, solo una rendija, que rellenaba barricas, preparaba el retal de saco para corcharlas, vaciaba la prensa… y destilaba ese magayo con otro ingenio que nos volvía a dejar embobados, gota a gota iba llenando botellas de agua de fuego que probaba de vez en cuando, los más prudentes mojaban la boca y el resto del vaso lo tiraban a la hoguera provocando una deflagración que nos entusiasmaba, había otros que apuraban el vaso sin dejar nada que tirar al fuego.
Ya más adelante veíamos cómo se llevaban a cabo las tareas de poda, ahí no interactuábamos tanto, hacía mucho frío para estar entre las cepas. Tampoco cuando se realizaban las tareas de sulfatar y azufrar… ya que había momentos en que encontrarte por el camino con un gigante con una piel de oveja a modo de capa con capucha y una máquina que soltaba un líquido azul, pues hasta que no lo veías de cerca, echaba un poco para atrás.
Y llegaba el momento en el que lo que era vía libre para entrar y salir de las viñas, a corretear, jugar, se prohibía, aparecían en las entradas cierres de escambrones que, sin cartel, decían claramente… ni se te ocurra, desde el camín ya veíamos como los racimos pedían a voces, cómeme… y alguno caía, por supuesto… antes de que volviera ese momento con el que comenzaba ese día de la vendimia en el que volvía el barullo ordenado.
El tiempo pasó y me encontré con que la uva ya no solo se vendimiaba en la viña, empezaron a llegar tractores, pascualis, en los que la caja se convertía en una piscina al colocarles una gran lona, cargados de racimos… no perdíamos la oportunidad de subirnos a pisar y pisar y pisar…
También viví la experiencia de subirme al camión en los tendejones de la Vega para cargar tractores pala roma en mano y cubo para el liquido, a gusto del cliente… debió ser aquel mi primer trabajo remunerado, un fin de semana que me contrató Luis el Caniecho que tiene su bodega en mi calleja, la Tres Peces, debajo del PayVa.
Vivencias amigas y amigos, vivencias de un barrio de bodegas en el que nací y pasé mis primeros años de vida y que comparto con quienes también fueron niños en este Santiso… Barrios gremiales, el de los vitivinicultores, rodeados de enjuagues de barricas, ir y venir de garrafones de vara, ajustado de corchos, con fueyes colgando de los techos de las bodegas y garduños recios, tijeras afiladas, cubos, maniegas y rollos de alambre.
Es por ello que estar hoy aquí es más que un honor, hoy y cada vez que paso y paseo por Santiso, es retrotraerme a mi niñez y juventud, es volver a respirar aquellos años, aquel decorado de bodegas que encierra tanta vida.
Mucho de lo que les he dicho aún se sigue haciendo, verdad?, y mucho de lo que muestra este Museo que tengo a mi espalda está en perfecto estado de funcionamiento en muchas bodegas… y soy de los que opinan que no debe desaparecer, no debe dejar de usarse, es tradición viva. Cada bodega es un museo.
Por eso Santiso es mucho más que la primera fiesta del año, es mucho más que el casi milenario de una Capilla, es mucho más que la celebración en un bonito rincón de nuestro Cangas, es mucho más que parada obligatoria en un saludable paseo, es mucho más, mucho más…
Es por ello que felicito a la Asociación Santiso-Llamas, a la Cofradía del Vino de Cangas, al Ayto. de Cangas y a cada uno de los que hacen posible que mantengamos vivos recuerdos, tradiciones… Para que nos sintamos privilegiados por estar en tierra de vino, casi bautizados con él…
Así que, ¡que se abran las bodegas, que corra el vino, los bollos preñaos!, ¡que no falten los voladores, el baile y el orujo!, y todo sea durante mil y un años más, al menos.
Viva Santiso!!!
Viva Santa María de la Vid!!!
Viva Cangas!!!
Y sobre todo, VIVAN Y BEBAN TODOS USTEDES, muchas gracias”