La foto y su pie. El viejo castaño
Ha envejecido junto al camino viendo pasar generaciones de berzocaniegos. Pero se niega a morir. De su tronco añoso y carcomido salen nuevas ramas plenas de vida abriéndose en abanico en busca del sol y la luz. Le han acariciado las brisas y le han zarandeado los vientos. Le ha mojado la lluvia suave del atardecer y le ha golpeado el granizo de las tormentas primaverales.
Ha vivido otoños plenos de fruto entre el amarillear de sus hojas y pasado los invierno desnudo de ropaje. Sencillo en su grandeza.