CANGAS DEL NARCEA.- La Virgen del Acebo procesionó entre la niebla
La niebla, el frío, y de vez en cuando la lluvia, protagonizaron la jornada en el Alto del Acebo. Pese a todo fueron muchas las personas que no quisieron perderse la fiesta vaqueira que fue del Occidente astur. Desde muy diversos lugares llegaron peregrinos a pie o en vehículo, (muchos más estos que aquellos) con la intención de pasar el día en el alto sobre el que se asienta el santuario a 1.180 metros de altitud. No podía luchar contra las condiciones atmosféricas y poco a poco, igual que sucedió para llegar, los peregrinos fueron volviendo a sus lugares de origen
Alrededor de la una y media terminaba el oficio central del día y la Virgen era sacada en procesión entre la niebla acompañada del sonido de las gaitas, los miembros del grupo de baile local Perendengue y del grupo folclórico La Alegría, de Porceyo (Gijón), que cumplía este año los cuarenta consecutivos sin faltar a la cita del Acebo.
El frío y el orbayo frenaron las intenciones de muchos de los comensales que hubieron de suspender sus preparadas comidas campestres y regresar a sus lugares de origen a disfrutar de la comida que habían preparado. Los más valientes se resguardaron bajo carpas y toldos, en lugar de las tradicionales mantas y manteles que cada año siembran los alrededores de la ermita, y varias decenas de familias optaron por ocupar las mesas de los dos establecimientos hosteleros con los que cuenta el Alto.
El culto en la zona se remonta varios siglos atrás, principalmente entre los vaqueiros de alzada, que visitaban la ermita original en su camino de vuelta hacia las brañas de Valdés, Tineo y Navia. Pero fue a partir de 1575 cuando se incrementó la devoción en la comarca, tras conocerse el primero de los milagros atribuidos a la Virgen del Acebo, un 8 de septiembre, cuando María de Noceda, paralítica hasta entonces, comenzó a caminar durante la procesión. No faltaron la entrega de exvotos por favores recibidos y las firmas en el libro de visitas del santuario.