BERZOCANA.- Un pregón de sentimientos y nostalgias
Acababan de sonar las once de la noche en el reloj de la iglesia. La tarde había transcurrido plácida y soleada y una ligera brisa soplaba de la sierra llenando el anochecer de una fresca placidez.
Las terrazas ya estaban llenas. Poco a poco se llenaban también las escaleras y los más jóvenes tomaban el centro de la plaza distribuyéndose en un ordenado desorden por la misma. Bolsas y más bolsas de plástico. Botellas y más botellas. Y hasta carritos llenos de bebida. Un grupo extendió una moqueta por el suelo para asegurarse comodidad. Un autocar dejó otra ola de jóvenes cañameranos. Y llegaron más de Logrosán. Y quizás de otros lugares. Y muchas chicas jóvenes, casi todas clónicas en el vestir y el estar. Los chicos bastante más heterogéneos.
Como suele suceder en “esta ilustre villa” todo va siempre con retraso. El pregón, anunciado para las once comenzó ya más cerca de las doce que de la hora anunciada. Y fue tras un breve saluda de la alcaldesa y la presentación del pregonero de este año: Francisco Escobar Olivas, maestro y escritor, amén de berzocaniego convencido y ejerciente.
Fue el suyo un pregón sentido, vivencial, lleno de recuerdos y nostalgias de su niñez y su adolescencia por las calles de Berzocana. Y de sentido homenaje para muchos que compartieron con él vida, ilusiones, correrías y travesuras. Permitidme, dijo, “ …..en forma de homenaje un recuerdo hoy ineludible para mi madre que sé que esta noche me mira orgullosa desde esas escaleras…”. Y uno, instintivamente, volvió la vista y sí, allí estaba la Gregorina sonriente y orgullosa.
Y también “un saludo vivo a las columnas sabias y perpetuas de aquellos a los que debemos tanto: nuestro Párroco, Don José Manuel Rubio, nuestros eternos maestros Don Florencio y Doña Felisa….”.
Y a sus amigos José Luís, Peseta, Antonio Bonilla, Miguel Ángel Trincao, Pedro María, Martín… “…. Os canta el joven que cogió la Doaldi como muchos de vosotros para seguir un camino lejano que por suerte tiene cambo de sentido y vuelve siempre a las Villuercas…… os relata el hombre que ansía ver Agosto asomar tras el Cogorro para estar como todos los años, en las Fiestas de mi Pueblo”.
Y toma el pregón un giro reivindicativo y poético “Construyamos pues estalanqueras con flores de jara para dejar afuera los malos momentos vividos este año y no permitamos que los zarzales ahoguen nuestros hoy festivos sentimientos. Llenemos los zaguanes de costales de pan de abrazos…. Y apilemos también artesas con colmo repletas de besos para nuestros abuelos.”.
Acabó Paco conos preceptivos vivas a Los Santos y al pueblo entre los aplausos de los presentes, incluidos los de los forasteros y locales que ya había iniciado el botellón festivo, y de cuantos, con su pregón, reconstruimos en esa noche festiva unos tiempos idos que permanecerán por siempre en la memoria individual y colectiva de un pueblo.
Gracias, pregonero.