CANGAS DEL NARCEA.- Se entregó la Medalla de Oro de Artesanos
Fue un acto sencillo, emotivo y lleno de recuerdos y momentos. La Sociedad de Artesanos entregó la medalla de oro de este año, a título póstumo, a Fernando Graña Rodríguez.
La recogió su nieto, Tim Herrero, a quien pudo la emoción y fue incapaz de dirigirse a los presentes tras la invitación al efecto efectuada por el presidente Juan Fernández.
Este fue el discurso leído por el secretario dela Sociedad Antonio Ochoa:
“Hay dos cosas que permiten distinguir a buen cangués: está en Cangas cuando la ocasión lo requiere y está con Cangas cuando se le necesita. La primera es más sencilla porque está, por así decirlo, grabada en nuestros genes y nadie podría vanagloriarse ser siquiera cangués si, aún en el otro extremo del mundo, no siente la llamada de su tierra un 16 de julio. La segunda es, quizás un poco menos común y es la que verdaderamente diferencia a los cangueses de pro. Fernando cumplía las dos en sumo grado. Siempre sintió el tirón de sus raíces y, aun cuando el trabajo lo sujetaba, aprovechaba cualquier hueco para escaparse a Cangas. Pero también sentía la llamada de su tierra cuando se trataba de apoyarla, de trabajar y luchar por ella.
Participó en la fundación de la Peña La Andolina, creada para reforzar La Descarga, y fue más tarde presidente de la misma. Tanto cuando era socio como después, cuando fue presidente, hizo de la colaboración entre l a Peña y la Sociedad su principal preocupación. Ayudó a reconducir los errores puntuales que se produjeron y, aún más importante que eso, se esforzó en inculcar esta idea para los tiempos venideros.
Fue miembro de la Junta Directiva de la Sociedad de Artesanos desde la presidencia de Pablo aunque, anteriormente colaboró con la misma en todos los asuntos en los que se le pidió y, en especial, en establecer unas relaciones cordiales entre nuestra centenaria Sociedad y el naciente Gobierno Autonómico Asturiano.
Como miembro de la Junta, colaboró durante años en la organización de la cena del 15 y contribuyó a terminar con los problemas organizativos que sufría con la cordialidad, diplomacia y sencillez que le caracterizaba, pero también con la firmeza de la que hacía gala cuando se trataba de defender a Artesanos, ayudando a hacer de la cena el evento modélico que es hoy. Siempre le gustaba recordar con orgullo la ocasión en que nos sorprendió la lluvia al final de la cena (entonces se hacía en el Prao del Molín) tuvimos que tomar el postre malamente atechados en la caseta de las máquinas y nadie se marchó sin pagar.
Fernando Graña, en fin, siempre pensó que, como cangués y como socio de Artesanos, se debía apoyar a la Sociedad en todo momento y circunstancias, siempre puso en práctica este principio y siempre procuró inculcarlo en todas las personas de su entorno. Por eso la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen se siente honrada de otorgarle a título póstumo la Medalla de Oro 2016.”