NARCEA/BERZOCANA.- ¿Día del Trabajo? ¿Día de la Madre? ¿ O ninguno de los dos?
Ya el viernes, maliciosamente, dejaba caer la pregunta aquí y acullá sabedor en la mayoría de los casos de cuál iba a ser la respuesta.
-¿Pero que se celebra el domingo?
–Joer Mera, pareces tonto: el Día de la Madre.
Ni una solo de las respuestas hizo referencia al Día del Trabajo.
Como quiera que hube de viajar a Madrid seguí allí con mi “despiste” con respecto a la festividad del día uno de mayo y la respuesta se repitió con machacona insistencia: el Día de la Madre.
Las extintas Galerías Preciados y El Corte Inglés habían vencido por completo a los sindicatos y movimientos obreros. Hasta la prensa y el logotipo diario de Google daban prioridad a tal festividad. El caso es que, por otra parte, tal situación no pillaba por sorpresa ni a mí ni una gran parte de la población, quizás muy mayoritaria, a la que la parafernalias sindicalista del uno de mayo queda muy lejos en el tiempo y en pensamiento al igual que sus viejas y caducas ideas han quedado totalmente anquilosadas y apresadas entre los nuevos sistemas de producción, tipos de contratación, relación de patronos y obreros, aumento de las pequeñas empresas y rapidez y precisión de las comunicaciones aunque ellos se empeñen en mantener sus “piquetes informativos”. La necesidad de los sindicatos es evidente y totalmente necesaria, pero es también una evidencia que el bisindicalismo, al igual que ha ocurrido en los partidos políticos, no engancha, y menos aún en España donde viven de las subvenciones del Estado y se han visto envueltos en fraudes y corrupción, especialmente la UGT en Andalucía que agregó al escándalo de la cooperativa de viviendas, mientras sus dirigentes miraban para otra parte y se perpetuaban en el poder entre enmoquetados pasillos y despachos de sillones reclinables con el beneplácito servil de miles de liberados. Los mismos que año tras año acuden a las manifestaciones como si de un trabajo se tratase en la puesta en escena de su necesidad. Por cierto que en numerosas provincias aquellas se celebraron ya el pasado viernes para no coincidir con los días festivos (incluido el día uno) en que “serían menos visibilizadas y menos numerosas”. Esa es la confianza que tienen en sus ideas y su acción. Por cierto, en los últimos siete años han perdido el 22% de sus afilados.
Y cuanto al día de la Madre les diré que ha ya tiempo paso olímpicamente de su celebración. Justo desde que Pepín Fernández (Galerías Preciados) y El Corte Inglés decidieron cambiar la fecha del 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, fecha en la que tradicionalmente de celebraba, al primer domingo de mayo. Y por motivos meramente económicos que entonces, y ahora, aceptamos sin rechistar: en diciembre las ventas estaban aseguradas por las Navidades mientras que mayo era una fecha muy floja que necesitaba de un impulso. Pues dicho y hecho: se cambió la celebración y hasta la Iglesia otorgó. Lo que ocurre es que esa misma mercantilización de la festividad ha llevado a la aparición de lo que podíamos llamar “madres de todo a cien” que entran, por aceptación o por omisión, en un mercadillo de barateo que halla su cenit de cutrez en Facebook.
¡La de memeces inanes y vacuas palabras que se repiten en este día en las redes!. Tal parece que se abre un concurso de loas a todas y cada una de las mejores madres del mundo que cada cual se atribuye a sí mismo. No censuro el amor y el cariño a las madres. Sí esa tendencia irresistible a hacerlo público al igual que ocurre con cada viaje comida o cena. Todo ello está en la línea de aquella mujer que quería a toda costa ir a una boda para estrenar vestido en Facebook, no en la boda que le daba igual.
Ahora el que no dice en las redes lo mucho que quiere a su madre y que ésta es la mejor madre del mundo es como si no existiese este cariño, como si no le desease lo mejor. Como si no existiesen ni madres ni hijos.
Creo que tan solo el beso de los más pequeños guarda el amor y el cariño sincero a la madre. Y no lo publican en la Red.
Que todos los días del año, sin necesidad de compras compulsivas, sean el día de todo, incluidas las madres.