CANGAS DEL NARCEA.- Belinda Álvarez: una más que agradable sorpresa musical canguesa
Sorpresa y admiración. Esto fue lo que nos ocurrió a cuantos nos reunimos el pasado 26 de marzo en el Teatro Toreno. “Concierto de violín”, rezaba el programa. Y el teatro se llenó a reventar más por el reclamo de los nombre de dos jóvenes cangueses que por el violín en sí. Nosotros oímos violín y rápidamente lo relacionamos con conciertos solemnes y música clásica. Y nos caímos con todo el equipo.
Una joven canguesa, Belinda Álvarez López, rompió todos nuestros esquemas y nos hizo vivir y conocer una nueva forma de hacer música, incluso a muchos de los que ya peinamos canas y determinadas música actuales no nos entusiasmen. Hasta ese día.
Belinda y su violín aparecieron en el escenario como un todo indisoluble, fundidos en un ser musical y un estar dinámico y pleno capaz de llenar el escenario de luz y proyectar esta sobre el auditorio.
No importaba el nombre de las interpretaciones, no se consultaba el programa. Simplemente nos dejamos llevar por la magia de Belinda y su entrega. Poco a poco fue creciendo en el escenario hasta lograr que música, violín, su cuerpo y el auditorio fueran una misma cosa.
Detrás otro cangués, Omar Rodríguez, que parapetado detrás de su futurista nave de sonidos y mezclas, determinaba con seguridad la necesaria base del conjunto orquestal que ellos dos solos conformaban.
Ritmo de Belinda sobre el escenario. Su cuerpo, sus brazos, sus piernas… cada facción de su rostro eran distintas músicas que se fundían en las cuerdas del violín que parecía flotar sobre su hombro para seguidamente abrirse en el espacio para integrase en todos y cada uno de los asistentes. Su pequeña figura llenaba por completo el escenario y lo llenaba de reflejos de corcheas, fusas y semifusas.
Detrás de todo ello se encontraba el duro trabajo de muchos años y el cariño que la joven ha mostrado a la música en general. Trabajo y más trabajo, pero yo, mi mujer, y seguro que algunos más, veíamos también detrás de todo ello el cariño y la entrega de otra mujer por la música, el baile y las tradiciones asturianas: Maribel López, la madre de la artista. Reconozcamos aquí también su beneficiosa influencia en Belinda, quizás, o precisamente por ella, pudimos nosotros gozar de su música.
A los siete años Belinda ya se encontraba en Oviedo con el violín bajo el brazo. Matrícula de honor para su titulación superior. Amplia estudios, enseña y ahora se encuentra realizando el doctorado en Madrid.
Durante un tiempo se mantuvo dentro de la música clásica tocando en diversas orquestas sinfónicas como la JOSPA y grupos de Cámara.
En Madrid inicia su andadura por la música electrónica con efectos tocando en las más prestigiosas discotecas y clubs de España. En 2011 se traslada a Ibiza trabajando en las mejores salas nacionales e internacionales además de ser imagen de numerosas marcas publicitarias. Su amplio currículo iría más allá de esta página.
Todo un éxito y un deseo: Belinda, vuelve pronto.