CANGAS DEL NARCEA.- El Parque Natural y el oso.Otra opinión
En nuestro artículo “A vueltas con el Parque de Fuentes”, del pasado día 26 de los corrientes, nos hacíamos eco de las diferentes, distintas y en muchos casos distantes, posturas que, también desde distintos intereses, confluyen en torno al mismo.
Benjamín Galán, envió un comentario que por su interés preferimos reproducir aquí en lugar de dejarle en el apartado de “comentarios” correspondiente.
Dice así:
“A mí me parece que nos estamos pasando un pelín, por no decir tres pueblos, con toda esta parafernalia informativa, machacona y monográfica del oso aquí y el oso allá. De seguir así, puede llegar el momento en que la presencia de estos corpulentos animales no despierte en el visitante el más mínimo interés. Y como consecuencia del celo tomado por parte de unos pocos con la exclusividad faunística de estos plantígrados en nuestros montes, se están promulgando ciertas instrucciones y prohibiciones bastante absurdas que no tienen pies ni cabeza; tanto por parte de ciertos grupos de vividores, como por parte de la Consejería de Medio Ambiente.
Algunas de estas descabelladas normas, están llegando a tal nivel que lo único que pueden conseguir es el disuadir a propios y visitantes del gusto de caminar por los montes. Además, con miras al turismo, para todo aquel que no conozca la zona podría llegar a pensar que el Occidente asturiano es como un zoológico
al aire libre de especie única, en el que no existe otra cosa más que ver que el oso. Y que la gente propia del lugar no hace otra cosa más, que estar día y noche pendiente de si los osos se aparean, mean, corren o duermen. Seamos un poco más sensatos. Los osos son seres hermosos y como tal, lo mismo que con todo bicho viviente, lo único que se debe hacer es respetarlos, dejarlos vivir en paz y mantenerlos controlados en su hábitat y nada más. El resto son prescripciones elaboradas por personas que ni nacieron en el medio rural, ni lo conocen a fondo, ni se criaron en él; y lo único que están haciendo, es vivir del cuento. No digamos nada de todas esas ridículas y antinaturales normas que prohíben la recolección de un puñado de arándanos, de madroños, de manzanilla o de una simple raíz de “xanzaina”, por parte de cualquier caminante. Cuando uno lee estas cosas, le entra la duda si quien las dicta y escribe está hablando en serio o realmente lo que trata es de mofarse del lector.
Los montes toda la vida estuvieron al servicio del hombre y si se hace un uso equilibrado y racional de todos sus componentes: animales y plantas, como normalmente han hecho nuestros antepasados, los montes se desarrollan y prosperan solos sin necesidad de tanta tontería, y lo único importante es procurar mantenerlos en el mismo estado que nos los han dejado los que nos han precedido ¡Que ya quisiéramos!”