CANGAS DEL NARCEA.- Un artefacto escanciador en la costillada de Larna
El artefacto apareció sobre la barra del bar de la fiesta en Larna. Como surgido de la oscuridad que monte abajo había envuelto el pueblo entre fuertes chaparrones tormentosos, aquel objeto se encontraba como abandonado. Unos y otros lo miramos con curiosidad, pero sin comentario alguno.
De repente, de entre el grupo de gaiteros que amenizaba la gran costillada que allí se celebraba, surgió la figura de José Antonio Rodríguez Lago que, soltando los palillos del tambor que a la sazón percutía, se acercó decido al artefacto y, sin mover ni un solo pelo de su frondoso bigote, apretó la pera que formaba parte del mismo y un chorro triunfante de sidra chocó contra el vaso rompiendo en alegres burbujas.
-¡Manda carallo! El artefacto era un artilugio para escanciar sidra.
Consta de un codo de tubería de las que utiliza cualquier fontanero o aficionado al uso. En una de las ramas se coloca la botella y en la otra el vaso especial que siempre se utiliza para escanciar. En la botella se introduce un pequeño tubo que sube, traza una L en el aire, y queda en la vertical del vaso.
Otro tubo conecta con una goma que acaba en una pera, una pera de las clásicas, de las de siempre.
El funcionamiento es de lo más simple. Se aprieta la pera que insufla aire en la botella empujando al líquido con fuerza. Éste busca la salida por el otro tubo y rompe con fuerza en el vaso. De lo más simple y rápido. Y así, sin soltar el tambor o la gaita, los componentes del grupo bebían con toda comodidad y “tirando” la sidra como es preceptivo.
-Lo más importante es que no tengo que preocuparme se que se acaben las pilas -bromeaba divertido José Antonio mientras nos ofrecía un culete.
El éxito del artefacto fue rotundo y, según los que saben de ésto, muy práctico para determinado tipo de fiestas donde tan solo hay un elemento que sabe tirar la sidra o para que algún patoso como el que esto escribe pueda salir del paso.
Mi yerno Paco, Gijonés de pro, que también allí se encontraba, tomó buena nota del artefacto y aseguraba que era todo un descubrimiento, algo que le libraría de estar toda una tarde tirando sidra cuando invita a sus amigos en Berzocana o en Aranda de Duero.
-Este cacharro me permitirá que me incorpore a la fiesta sin tener que estar dale que te quiero toda la tarde escanciando sidra.
Pues eso
