El acusado del triple crimen de Degaña se arrepiente y declara que había planeado suicidarse el día anterior
El acusado del triple crimen ocurrido de Degaña, ocurrido en 2011, José Manuel Álvarez, ha confesado hoy su arrepentimiento por el fallecimiento del padre, hermano y novio de su exmujer, cuyas muertes no recuerda haber cometido, y para el que su defensa pide la absolución por trastorno mental.
El juicio ha comenzado hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo con la declaración de Álvarez, el minero leonés para el que la Fiscalía solicita penas de 72 años de cárcel mientras que la acusación particular pide 111 años por cinco asesinatos, dos de ellos en grado de tentativa.
Según los hechos relatados por dos de las víctimas (la exmujer del acusado, Silvia Brugos, y su madre, Isabel Rodríguez) y de los que se hicieron eco varias agencias de información, la madrugada del 23 de mayo de 2011, a las 5 de la madrugada, José Manuel Álvarez se presentó en la vivienda en la que estas pernoctaban donde acuchilló al padre, al hermano y al novio de la primera.
El acusado, que se adentró en el domicilio tras derribar la puerta, en presencia de sus hijos de 6 y 11 años, con los que había pasado el fin de semana, también agredió a su expareja y a la madre de ésta.
José Manuel Álvarez, que se encuentra internado en la prisión de Villabona desde que horas después del suceso fuese detenido en la localidad leonesa de Matarrosa de Sil, se desplomó hoy al suelo durante un momento de su comparecencia en el juicio, después de que le quedara dormida una de sus piernas, ha dicho.
Lloroso en algunos momentos al escuchar el relato de la que fuera su esposa o ante la declaración de los agentes de la Guardia Civil que acudieron al domicilio en el que se produjo el triple crimen, el acusado ha confesado estar arrepentido por unos hechos que ha sostenido no recuerda haber cometido.
Asi mismo ha dicho que, en todo caso, actuó en defensa propia y ha subrayado que él mismo telefoneó al 112 tras los hechos, al verse con sangre y al creer que había sido “víctima de un ataque”. Ha justificado su visita a la vivienda familiar de la exmujer por la necesidad que sentía de recuperar a sus hijos, con los que ha reiterado el sufrimiento que le suponía no poder convivir con ellos desde la separación matrimonial hacia dos años.
Álvarez, que ha revelado que la víspera de los hechos había planteado suicidarse, ha admitido llevar una maza, un destornillador y un cuchillo durante la madrugada en la que acudió a recoger a sus hijos, a los que había dejado en la misma a las 20 horas del día anterior.
En su declaración ha descrito padecer un proceso de ansiedad que le llevó a tratamiento psiquiátrico y a una baja laboral, que a juicio de su exmujer eran “ganas de que le jubilaran en la mina”, y ha añadido que sus facultades estaban afectadas por la situación en la que se encontraba al no poder convivir con sus hijos.
Silvia Brugos, que el día anterior al crimen había resultado elegida concejala socialista en el Ayuntamiento de Degaña, ha comparecido, al igual que lo haría más tarde su madre, con entereza, sin mirar a su exmarido, sentado apenas a dos metros a su derecha.
A su juicio, el que fuera su esposo “no aceptaba” que ella tuviera una nueva pareja, y ha afirmado que, si bien no recibió amenazas y nunca presentó denuncia por malos tratos, sí que había alertado a los agentes de la Guardia Civil.
En su relato, Silvia Brugos ha comentado que tras escuchar un ruido, su exmarido irrumpió, vestido con ropa negra y capucha, en la habitación que ella compartía con su novio, Jorge Marqués.
Tras apuñalarles a ambos, el acusado fue sacado de la habitación de la pareja por el hermano de Silvia, Roberto Brugos, que también mantuvo una pelea con José Manuel Álvarez, al igual que el patriarca de la familia, Manuel Ángel Brugos, ambos desprovistos de objetos para defenderse, según la esposa de éste, Isabel Rodríguez.
La abuela de los niños, que recogió a sus nietos, ha revelado que ella también fue víctima de las agresiones del que fuera su yerno, que le gritaba “zorra, tú eres la peor, muere”, momento en el que su hijo varón le dijo “papá, ¿qué haces?”, lo que detuvo la masacre.
El acusado, que había pinchado las ruedas de los coches de los moradores de la casa para evitar su huida, rozó con su vehículo el coche de la patrulla de la Guardia Civil que acudió al domicilio tras recibir una llamada telefónica de Silvia Brugos, que alertó al comandante del puesto de Degaña.
Mañana, martes, se celebrará la segunda sesión del juicio en la que declararán como testigos familiares de Silvia Brugos y de Jorge Marqués así como agentes de la Guardia Civil.