El concejo de Degaña involuntario protagonista de la crónica negra. Mañana, lunes, se inicia el juicio por el triple asesinato del 2011
El concejo de Degaña es en estos días triste e involuntario protagonista de la crónica negra. Si el viernes se recordaba con un acto institucional y una manifestación el asesinato aún no resuelto de Sheila Barrero, mañana lunes, día 27, se celebrará el juicio por el triple crimen cometido en el 2011.
El minero leonés José Manuel Álvarez, de 45 años, se sentará en el banquillo de la Audiencia Provincial para responder de la muerte del padre, el hermano y el novio de su ex mujer, la concejala socialista de Degaña Silvia Brugos, en la madrugada del 23 de mayo de 2011. También deberá responder de las graves lesiones infligidas a la mujer y a la madre de ésta. La relación de delitos se completa con los de allanamiento de morada y atentado a la autoridad, puesto que embistió contra un coche de la Guardia Civil que trataba de interceptarle.
El fiscal solicita penas que suman setenta y tres años de cárcel. Sólo admite un asesinato consumado, el del novio de Brugos, Jorge Marqués. También estima que la mujer fue víctima de un delito de asesinato, aunque en grado de tentativa, por los que solicita una pena de catorce años. Por lo que se refiere a las muertes del padre y el hermano de su ex mujer, el fiscal considera que se trata de delitos de homicidio por los que pide quince años de cárcel por cada uno de ellos. En cuanto a la madre de Brugos, el fiscal la considera víctima de un delito de homicidio en grado de tentativa, por el que solicita ocho años de prisión. Finalmente, pide penas menores por allanamiento de morada y atentado a la autoridad. La acusación particular, a cargo de las víctimas supervivientes, pide un total de ciento ocho años por cinco asesinatos, dos en grado de tentativa.
Aquel 22 de mayo, Silvia Brugos había sido elegida concejala por el ayuntamiento de Degaña. Estaba celebrando los resultados electorales con sus compañeros cuando recibió una llamada de su ex marido en la que le vino a decir: “Ya eres concejala, seguro que estás muy contenta, pero lo vas a pagar”.
Esa tarde, el presunto autor del crimen había estado con sus dos hijos de 6 y 11 años en la casa de su madre en la vecina localidad de Caboalles, ya en León. Luego los había dejado en la casa de su mujer, en el barrio de Otero de Degaña.
José Manuel Álvarez Fernández, vecino de Villablino (León), fue detenido por el triple crimen horas después de los hechos ceca de Matarrosa del Sil. Fue trasladado al centro penitenciario de Villabona (Asturias) acusado de tres delitos de homicidio consumado y dos en grado de tentativa, ya que además agredió a su exmujer y a la madre de ésta; uno de allanamiento de morada, otro de atentado contra la autoridad, al embestir en su huida a una patrulla de la Guardia Civil, y daños.
El juez decidió entonces la retirada al detenido de la patria potestad de dos menores y extendió una orden de protección para la exmujer, la exsuegra y los hijos, sobre todo para intentar evitar que, dada la gravedad de lo sucedido, pudiese haber cualquier contacto con todos ellos.
La Guardia Civil dio por seguro que estos crímenes, en los que el agresor utilizó un machete de grandes dimensiones, responden a un caso de violencia machista, pese a que no había denuncias de malos tratos, según explicó entonces el delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín.
El detenido fue localizado en el municipio leonés de Toreno a las dos horas de producirse los crímenes, que tuvieron lugar en el domicilio de las víctimas hacia las 5:45 horas, cuando la familia estaba durmiendo en la vivienda donde también se encontraban los dos hijos del presunto agresor, de 6 y 11 años.
Los fallecidos fueron Jorge Marqués Vado, de 36 años y entonces actual pareja de la exmujer del presunto agresor; el padre de ésta, Manuel Ángel Brugos Álvarez, de 61 años, y su hermano, Roberto Brugos Rodríguez, de 33 años.
Tras la agresión, fue la propia Silvia Brugos la que, encontrándose ya herida, alertó por teléfono a la Guardia Civil, que desplazó a la patrulla nocturna que estaba de guardia en Degaña.
De hecho, los agentes se encontraron al llegar con un coche que salía de la vivienda a gran velocidad y que, al tratar de ser interceptado, colisionó con su coche patrulla antes de conseguir darse a la fuga en dirección a León.
El ex minero pinchó las ruedas de los dos coches de la familia, posiblemente para impedir que nadie pudiese huir, y, a continuación, forzó la puerta de la vivienda a golpes de maza. Esto, según la versión de las acusaciones, porque la defensa arguye que entró en la casa sin forzar la puerta.
Los agentes encontraron dentro de la vivienda los cuerpos sin vida del padre y de la pareja de Silvia Brugos, y en estado muy grave, al hermano de ésta, que falleció poco después. Según el testimonio ofrecido por las primeras personas que accedieron al domicilio, los niños, que vivían con su madre en el domicilio de los abuelos, se encontraban visiblemente afectados por la vivencia que tuvieron dentro de la casa aunque, según la Guardia Civil, no llegaron a presenciar las agresiones.
La mujer declaró que no había visto a su ex marido, porque la vivienda estaba en la más absoluta oscuridad, pero sí reconoció su voz mientras lanzaba salvajes gritos. La defensa sostiene que José Manuel Álvarez sólo intentaba llevarse a sus hijos y no entró en la vivienda armado. Según asegura, arrebató un cuchillo a los familiares, que le estaban atacando, y simplemente se defendió.
De cara al juicio que se inicia el lunes, la defensa de José Manuel pide la libre absolución del detenido al considerar que actuó en defensa propia al ser atacado por algunos miembros de la familia cuando se presentó en la vivienda para llevarse a sus hijos. En ningún caso, sostiene, quiso cometer un crimen premeditado.
Así mismo, el abogado defensor aportará un informe forense que establece que José Manuel Álvarez Fernández sufre un trastorno límite de la personalidad, lo que podría haber afectado a sus capacidades en el momento de cometer los crímenes al no ser consciente de la ilicitud de los actos que estaba cometiendo. La defensa considera que pudo influir también en el acusado la circunstancia de miedo insuperable, al verse atacado por varias personas, alguna de ellas armada con un cuchillo. Otro aspecto que podría utilizar es el consumo de alcohol. El acusado declaró que en las horas previas a su entrada en la vivienda había estado consumiendo una importante cantidad de mismo.
Así mismo, se argumenta que el acusado llevaba un año a tratamiento psiquiátrico cuando se produjeron los hechos. Comenzó a tratarse a raíz de la separación, lo que le produjo ansiedad y depresión.