Un soplo infantil de aire fresco en el actual cenagal de la sociedad y sus valores
Permitidme que abra esta ventana a la comarca suroccidental asturiana en particular ya España en general para que por ella salga un soplo, una larga ráfaga de aire fresco regenerador, un soplo de aire impregnado de futuro y saturado de promesas de un mundo mejor y, sobre todo, más solidario.
Cuando el aire se vuelve putrefacto en el cada vez más amplio y profundo cenagal en el que se está convirtiendo la política, la economía, el Estado, la justicia, los sindicatos y otros muy diversos estamentos de la sociedad, bueno es un soplo vivificador y más aún si este procede de los más pequeños, de aquellos que han de conformar un futuro no ya tan lejano.
La Librería Treito, de Cangas del Narcea, que tan buena labor está desarrollando en este sentido, fallaba hace una semana su concurso infantil y juvenil de cuentos. Casi se alcanzan los trescientos, concretamente 297 fueron los presentados. Y fíjense: en sus cinco ediciones se han alcanzado ya los mil. Este dato es relevante si se tiene en cuenta la continúa despoblación de la comarca y por tanto la disminución progresiva de niños en edad escolar.
Quien esto escribe ha tenido la inmensa (aunque ardua) fortuna de leerlos todos, de valorarlos. Y de esta lectura surge mi comentario de hoy.
En este erial actual en el que valores de todo tipo se hallan en crisis y en el que en gran parte hemos perdido las referencias morales, éticas, estéticas, de autoridad, saber, amistad, trabajo y sacrificio, entre otras, surgen una serie de niños de entre seis y trece años que, prácticamente en todos sus trabajos, nos hablan de la amistad, la ayuda al más débil, las solidaridad, los deseos de bien, el respeto a las personas, el mundo y la naturaleza; el no dejarse guiar por las apariencias, sino por el hacer de cada cual; el olvidar prejuicios establecidos y valorar la realidad de personas y cosas y, especialmente, el respeto, el cariño y ayuda a los mayores y más débiles.
Y así viene sucediendo desde la primera edición y de ellos son testigo todos cuantos año tras año acuden a la Librería Treito a presenciar el programa que Onda Cero emite desde la misma en el Día del Libro Infantil y Juvenil. Y también lo son cuantos han oído muchos de estos trabajos que ha sido leído en esa misma emisora. Ellos son mis más fieles testigos de la veracidad de lo que aquí exponemos.
Estoy convencido que muchas veces las buenas intenciones y deseos innatos en los niños se pierden cuando comenzamos a intervenir los adultos y a guiarles, o al menos eso creemos, en lo que ha o no ha de hacerse. Y aquí, gran número de veces, nos equivocamos, y para mal.
Pese a todo confiemos en el futuro que estos niños nos proponen.
Crónica ( aquí ajustada) emitida en Onda Cero Radio el pasado lunes, día ocho