Marcha minera: entre el calor, la esperanza y olvidos intencionados
La agobiante marcha de los mineros hacia Madrid continúa impertérrita luchando, amen de con un calor agobiante y el ardiente asfalto, contra el olvido (¿deliberado? de los medios de comunicación nacionales que, si se acuerdan de ellos, no es precisamente para animarles como vienen ocurriendo en aquellos más cercanos a la línea política gubernamental, aunque el olvido es general.
Como esta página no quiere seguir la misma línea, les trascribo a ustedes la crónica publicada hoy por el Diario de León con respecto a la marcha.
“No era el calor del carbón el que acompañó a la marcha negra en la primera etapa en la que la unión de las cuencas dibujó en el paisaje una columna más larga y vistosa por la unión de las cuencas, en la jornada de la entrada en León, el último bastión en el que el minero se siente arropado y querido. Era el fuego del infierno el que cayó sobre los romeros del salario, que hoy adelantan su salida a las siete de la mañana para viajar con la fresca.
Más larga y animada con la música que ofrecía a los caminantes la megafonía de una furgoneta. Temas mineros de siempre y de Víctor Manuel como bálsamo para las ampollas y el cansancio.
Por la mañana, en el Pleno del Ayuntamiento de León, los grupos políticos aprobaban que los gastos de la cena y el desayuno de los mineros los pagasen, de su bolsillo, los 27 ediles. Y la UGT lo rechazaba luego. El secretario del sector minero en la Federación de Industria (Fitag) del sindicato en Castilla y León, José Manuel Álvarez Maestro, mostraba ayer su agradecimiento a la corporación por el gesto, pero «reprochamos que primero nos digan que sí y luego que no». El avituallamiento está ya contratado y ya era tarde para anular el pedido. El sindicalista criticó que pequeños municipios, «con pocos recursos», han facilitado la intendencia.
La batalla del bocata en el salón de sesiones y, luego, los mineros entraban en la ciudad haciendo sonar sus gargantas y petardos, con acogida de público junto a la Delegación Territorial de la Junta, en la plaza del Espolón, la Catedral y ya en la calle Ancha, con vuelta de honor a la plaza de Santo Domingo y parada bajo la ventana de los mineros emparedados en el Palacio de los Guzmanes. Veintidós días en los despachos de la oposición que dan para aburrirse mucho y recibir a los compañeros de la marcha con alegría. Son un bálsamo para su ánimo…
La nota amarga de la jornada fue el desvanecimiento de un minero de Palencia al llegar al polideportivo del Polígono X, donde se alojaron los caminantes. Precisó la atención de los voluntarios de Cruz Roja víctima de un golpe de calor. Fue trasladado en ambulancia al Hospital de León, donde permanecía ingresado a primera hora de la noche de ayer, aunque ya en buen estado. En el complejo asistencial se temían la llegada de más mineros, debido a la alta temperatura que registraba el polideportivo y los rigores del día.
Con respecto a los 27 kilómetros entre La Robla y León, cabe destacar el compañerismo y el ánimo en una columna con dos caracteres, marcada por las vertientes de la Cordillera Cantábrica. Hoy tocaba la cabeza a los leoneses, con sus coordinadores con walki y pinganillo, que no hay entre los asturianos, para que la columna esté organizada, en fila de a dos, sin salir en exceso a la carretera y velando porque no se abran huecos e incluso ayudando a quienes puedan pasar un momento de apuro, según explicó uno de ellos, Roberto Morán, de Laciana. «Estamos orgullosos de ser mineros y más ahora, con este conflicto», añade. La fe de estos trabajadores en que cumplen con su deber realizando esta marcha es admirable.
En la columna saben sufrir. El calor se lleva lo mejor posible y también el cansancio, las ampollas y las rozaduras. En Cuadros, en una parada para almorzar, ya hay quien solicita a Cruz Roja cuidados para sus pies. El que siente su participación casi como un milagro es Sergio Pérez, roblano, al que identifican sus altos calcetines. Operado de varices, ha encontrado en las medias de compresión la forma de quemar largas etapas. «Tenía miedo de quedarme», confiesa, pero ha dado con el remedio.
Tomás López realiza su particular catarsis atronando la marcha con su bubucela al pasar por los pueblos. Acusa de acoso a los familiares de los mineros a Guardias de Tráfico «que si no te multan por las ruedas es por la matrícula y esto desde que empezó el conflicto» y también critica la actuación de los antidisturbios del lunes, en Bembibre. Con dos mineros de tela prendidos en el pecho a los que no falta detalle, el asturiano Víctor Luis Pérez, de Cerredo, destaca el buen del lunes. «Esperábamos un buen recibimiento en La Robla, pero sobrepasó todo lo que podíamos esperar». Y una camarera de Villablino que trabaja en Oviedo aprovechó ayer su día libre para unirse a los mineros en defensa del carbón”
Por mi parte ni quito ni agrego palabra. Perfecta y descriptiva crónica