Conflicto minero: Exijamos, sí, pero haciéndonos entender.

Hoy es día de protestas y reivindicaciones en esta comarca del suroccidente asturiano, en esta comarca antracitera Todos somos conscientes de lo que nos jugamos, pero quizás no tanto de cómo hacérselo saber al resto del país. No sabemos explicar lo que el cierre de las minas, así sin más, supondría para estos concejos. Hay cosas que desde aquí entendemos, e incluso en su dureza, disculpamos. De Leitariegos y Pajares hacia abajo no es así.


La muestra la hemos tenido en las diversas reacciones de la prensa nacional en este fin de semana: Desde “Intolerable”, sobre una foto de los mineros encapuchados lanzado cohetes y a toda portada de ABC, hasta titulares como “Los mineros lanzados a por la subvención”; “El violento conflicto del carbón se radicaliza”, o la comparación de los piquetes mineros con las acciones de los terroristas de ETA, aparecidas en otros medios
En emisoras de radio y periódicos han proliferado las declaraciones sindicales y muchas de ellas resultan totalmente ininteligibles para una gran mayoría, a no ser que estén muy relacionados con el mundo de la mina y su historia. La mayoría de los sindicalistas (muchos de ellos prejubilados y jubilados, luchadores de otras épocas) siguen utilizan un lenguaje que para el resto del país quedo anclado en los años sesenta, cuando no en los cuarenta, y que para los más o menos jóvenes, resulta talmente ininteligible, no digamos para el resto del país que, ineludiblemente, termina asegurando: “Estos quieren seguir viviendo del momio del carbón”. Lo viví personalmente en Madrid, en un pequeño bar, mientras la televisión daba imágenes del conflicto minero
Hace unos días, en un programa de Onda Cero a nivel nacional, otro sindicalista, fuera cual fuera la pregunta que le hacían, terminaba hablando de las mentiras del PP, de la crueldad policial, de la dictadura franquista de la derecha, de los derechos de los convenios mineros y sindicales, de los pactos no cumplidos y de que a los mineros no nos callan. Pocas razones para dirigirse a todo el país, aunque fuesen reales. Menos mal que un cangués, Gerardo Biaín, de Carbunión, supo explicar la situación con lenguaje actual: “Pedimos que no se corten las ayudas drásticamente de manera que podamos llevar a las empresas hasta el 2018 y entonces, al menos las del sector de la antracita, tienen futuro y muchos años por delante, las no rentables tendrán que cerrar”. Y remataba: “las ayudas a las empresas retornan al Estado que al final, con el IVA de las mismas, rendimientos del trabajo y otros impuestos derivados únicamente del empleo directo, lo hacen en una proporción de uno que dan por tres que reciben”. Por fin algo entendible para todos.
Y deduzco yo que Victorino Alonso no es precisamente tonto y no creo que haya invertido una burrada de millones en Cerredo y Pilotuerto para cerrar de inmediato. Pide tiempo y por eso está con los trabajadores. No lo veo tan mal para esta comarca del suroccidente asturriano. Otra cosa es HUNOSA con más gente en el pozo moqueta que en las explotaciones y cuya fama actual no es precisamente para entregarla ramos de flores. Actualicemos lenguaje y datos para que nos entiendan.
Nos queda esperanza y futuro. Ánimo

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R. Mera

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