Borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad
De políticos, truchimanes e iluminados y Tomás de Iriarte
Apurado de tiempo, como suele ser casi habitual en estos menesteres, llego a inicio de página sin ideas hasta que algo se me ocurre, “por casualidad”. Decido pues rellenar hueco recurriendo a Tomás de Iriarte y pidiéndole prestado el inicio. Dice así:
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pastaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Acercose a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
“¡Oh!”, dijo el borrico,
“¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!”.
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
Viene la fábula a cuento de las medallas y condecoraciones que algunos políticos de más o menos enjundia (o no políticos, que de todo hay en asociaciones, clubes, agrupaciones, grupos, instituciones o entidades) se cuelgan y adjudican atribuyéndose enormes méritos y sapiencias cuando aquello de lo que predican o se atribuyen con especial mérito ha ocurrido simplemente, por casualidad.
En estos últimos años estas atribuciones de méritos, poco menos que divinos, se han multiplicado de la misma manera que lo han hecho la aparición de tropeles de iluminados truchimanes de la política, el deporte o la economía, o chimpancés gramáticos del lenguaje progre y perifollos lingüísticos. Al final, y como asegura un popular locutor de Onda Cero, hay más tontos que botellines.
Prometen, aseguran, anuncian, afirman, aseveran, prevén y preveen y después de todo ello, si algo se cumple de las mil cosas anunciadas… medalla al canto y voces a los cuatro vientos anunciando sapiencias, bondades y entrega del líder y su corte de asesores. Digámoslo otra vez: sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.
Ah? Que ustedes también conoce a algún burro flautista de esos que pastan ….?
Caramba, caramba, caramba