LA MÁS PANTAGRUÉLICA DE LAS ROMERÍAS

Y un año más Santarbás

Los parroquianos de San Martín de Sierra, en el concejo de Cangas del Narcea, celebraban el sábado, día 19 de junio, una de las romerías más pantagruélicas de todas las que se celebran en Asturias.
La campa de Santarbás, campo de batalla que fue entre moros y cristianos, se convirtió en un inmenso mantel verde en que las originales andol.las del concejo, jamones, filetes empanados, choscos, lacones, empanadas, chorizos preparados de una y otra forma, enormes costilladas, empanadas de todo tipo, quesos y ríos de vino de Cangas se enseñorean del espacio en un inmenso festín. No faltaron los postres, como el arroz con leche, algunos de cuyos preparados casi hay que cortar con cuchillo, brazos de gitano, rosquillas, tartas de todo tipo y dulces a granel, no faltando los típicos frixuelos con miel o azúcar.

Son los vecinos de esta parroquia los principales artífices de la fiesta, aunque no le son ajenos los de muchos otros pueblos de los alrededores, incluidos los del concejo tinetense, que preparan sus grandes mesadas a las que son invitados tantos como por allí aparezcan. “Santarbás es una fiesta de la que nadie se va sin comer”, nos dice orgulloso Cristóbal, un vecino de Ciérades, mientras prepara una inmensa parrillada e invita a vino y chorizos criollos. Su mujer, Ana Eva, de Pola, se acerca también a hacer los honores. Más allá, un clásico de esta celebración,”Castro”, voltea con habilidad un montón de costillares de los que darán buena cuenta más de cincuenta comensales que ya esperan alrededor. Muchos de ellos dicen “estar ofrecidos al Santo” y por ello han de acudir año tras año a cumplir su promesa. Entre ellos algunos conspicuos cangueses como Victorino, Morocho y Nacho. No le andan a la zaga otro grupo de “ofrecidos” con Fernando y Cuétara a la cabeza.
La dedicación religiosa no deja de ser también original. Está dedicada a los santos Gervasio y Protasio. Dos hermanos que padecieron martirio en Milán, en el siglo I. Sus reliquias fueron halladas providencialmente por San Ambrosio y desde entonces la Iglesia les tributa culto celebrándose su festividad el día 19 de junio. Sus vidas permanecen ignoradas ya que no se han conservado testimonios de su tiempo y su historia está envuelta por la leyenda.
No faltó la música, los voladores y la procesión religiosa con los santos. La verbena se alargó muy animada durante toda la tarde hasta que el frió, la niebla o el cansancio, apuraron a un mejor refugio a los incansables danzantes.

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R. Mera

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